Reproducción y Sistema Reproductor Masculino

Reproducción:

– Existe una necesidad fundamental relacionada con la supervivencia de los seres vivos en términos de especie, ya que todos los seres vivos necesitan generar descendencia fértil. La reproducción es el sistema por el cual se generan nuevos organismos. La reproducción asexual, a veces llamada vegetativa, puede involucrar la duplicación del organismo completo (unicelulares) o el desarrollo de estructuras especializadas (yemas, esporas, estolones) y se genera una copia idéntica a la de su progenitor, por lo tanto, posee sus mismas características. Hay pluricelulares que también se dividen de esta forma, como hongos, plantas y animales. La reproducción sexual puede involucrar la existencia de sexos separados (especies dioicas en las que se diferencian machos y hembras) o la presencia de estructuras de ambos sexos dentro del mismo individuo (especies monoicas o hermafroditas) y requiere de la participación de dos organismos en vez de uno. El descendiente posee características similares, pero no idénticas, y al involucrar la combinación genética de ambos progenitores, este tipo de reproducción les confiere variabilidad genética a los descendientes. Esta posee tiempos generacionales, es decir, el tiempo promedio transcurrido entre el nacimiento de un individuo y su descendencia; esta reproducción es más larga que la asexual. Existen algunos organismos que pueden cambiar de tipo de reproducción, lo cual ocurre a causa de una variación ambiental muy brusca o ante la ausencia de uno de los progenitores, condiciones que obligan al organismo a reproducirse rápidamente; un ejemplo lo constituyen algunas especies de ácaros.

Sistema reproductor masculino:

– El sistema reproductor masculino puede ser dividido en cuatro regiones principales: los testículos (gonadas masculinas), un sistema complejo de conductos (epidídimo, conductos deferentes y la uretra, entre otros), tres glándulas exocrinas (próstata, vesículas seminales y glándulas bulbouretrales o de Cowper) y el pene.

– Los testículos se ubican al interior de una bolsa de piel denominada escroto. En ellos existe una intricada red de túbulos seminíferos en los cuales se forman los espermatozoides mediante la espermatogénesis. Cada testículo se encuentra dividido aproximadamente en 200 compartimientos en forma cónica que se denominan «lóbulos». Cada lóbulo presenta células intersticiales o de Leydig y pequeños conductos, los túbulos seminíferos, que se unen en la rete testis (red testicular) para luego comunicarse con el epidídimo a partir de los conductos eferentes. En los túbulos seminíferos encontramos «células germinales» que forman espermatozoides y las «células de Sertoli» que les proporcionan apoyo mecánico, protección y diversos metabolitos relacionados con el proceso de espermatogénesis.

– El epidídimo es una estructura tubular de unos 4 a 5 cm. Se origina en el testículo y está encargado principalmente del almacenamiento y la maduración de los espermatozoides.

– Los conductos deferentes son dos tubos delgados, uno por testículo, que transportan a los espermatozoides desde el epidídimo hasta el conducto eyaculador, que conecta con la uretra.

– Las vesículas seminales son dos glándulas exocrinas que secretan aproximadamente el 60% del líquido seminal. Este contiene fructosa y otros nutrientes que brindan energía a los espermatozoides.

– La próstata es un órgano glandular que secreta sustancias que neutralizan la acidez de la vagina, protegen los espermatozoides y ayudan a su movilidad. En la próstata confluyen la vía seminal y la urinaria. Sus secreciones constituyen aproximadamente el 30% del semen.

– Las glándulas bulbouretrales o de Cowper secretan una sustancia con un líquido alcalino y un moco que sirve para lubricar la uretra. Este aporta el 5% al líquido seminal.

– El meato urinario es el conducto por donde desemboca la uretra, permite expulsar el semen hacia el exterior mediante la eyaculación. Por él también se evacua la orina, proveniente de la vejiga, en la micción.

– El pene permite depositar el semen en el tercio superior de la vagina. Tiene forma alargada con un ensanchamiento en su extremo, llamado glande, y está recubierto por un doble pliegue de piel, llamado prepucio.

– Función endocrina de los testículos: no solo producen espermatozoides (gametos masculinos), sino que además son glándulas endocrinas que secretan hormonas, principalmente andrógenos. Como vimos en la unidad anterior, el hipotálamo produce la hormona liberadora de gonadotrofinas (GnRH) que estimula a la hipófisis anterior o adenohipófisis para que secrete FSH y LH. Luego, en el caso del hombre, estas hormonas se liberan a la sangre y a través de esta llegan a los testículos. La FSH actúa sobre las células de Sertoli, haciendo que estas aumenten su tamaño y produzcan sustancias espermatogénicas, lo que estimula la producción de espermatozoides. Por su parte, la LH actúa sobre las células de Leydig y estimula la producción de hormonas sexuales, principalmente testosterona. La testosterona está asociada con la aparición de la pubertad y el mantenimiento durante toda la vida adulta de los caracteres sexuales secundarios del hombre.

– La espermatogénesis se lleva a cabo en los testículos como gonadas. Los espermatozoides se forman en los túbulos seminíferos, en cuyas paredes hay células germinales primordiales que se dividen continuamente desde la pubertad y durante toda la vida del hombre. Los espermatozoides son el producto de esa división. Consta de tres etapas principales: fase proliferativa (mitosis 2n y 2c … después 2n y 4c), fase meiótica o maduración (meiosis 2n y 2c), espermatogénesis (meiosis II n y c).

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