Medicina Clásica
La medicina occidental se remonta, en sus orígenes, a la antigüedad clásica. Fue en el contexto de cambios culturales que se produjeron entre los siglos VIII-VI a.C. Los primeros textos médicos griegos de los que tenemos referencia datan del siglo VII a.C. y proceden de la denominada escuela de Cnidos, de especial interés por el diagnóstico y el sistema de clasificación de las enfermedades. La otra gran escuela médica, aparecida durante el siglo VI a.C., es la llamada escuela de Cos, que hacía hincapié en el pronóstico y en un tratamiento más integral de la enfermedad. A dicha escuela pertenecía el médico griego Hipócrates, considerado autor de la mayoría de los tratados médicos que conforman el Corpus hippocraticum, una gran colección de libros y tratados médicos escritos en lengua griega.
La Medicina Hipocrática
Pese a las diferencias entre las escuelas y la evolución en el tiempo, podemos resumir los rasgos fundamentales de la medicina clásica griega, también conocida como medicina hipocrática.
- El cuerpo humano está formado por cuatro humores, paralelos a los cuatro elementos de Empédocles: la sangre, producida en el hígado y vitalizada en el corazón; la flema, humor frío vinculado al cerebro; la bilis negra, almacenada en el bazo, y la bilis amarilla, creada por el hígado.
- Se consideraba la salud como el equilibrio entre estos cuatro humores, y la enfermedad, como el desequilibrio, es decir, el predominio de uno sobre los demás.
- El desequilibrio podría deberse a causas internas o predisposiciones, y a causas externas como el clima o la alimentación.
- El arte de sanar consistía en devolver este equilibrio.
- Finalmente, la división de la enfermedad era radicalmente natural y somática, y de entrada excluía cualquier posibilidad de intervención sobrenatural o divina en la causa de las enfermedades.
La Medicina Helenística: Galeno
Durante la etapa alejandrina, la medicina experimentó importantes adelantos promovidos, entre otros factores, porque fue el único momento de la época clásica en que se permitió diseccionar cadáveres humanos. Durante la era romana, el máximo exponente de la cultura helenística en el ámbito de la medicina fue Galeno de Pérgamo. Este pretendía elaborar una doctrina médica, relacionada con los saberes teórico-filosóficos, que se diferenciara de las simples prácticas artesanales.
La Medicina de la Edad Media
La medicina medieval aportó pocas novedades al conocimiento de los clásicos. De todos modos, a partir del siglo XIV ya se apuntaban cambios. Los saberes anatómicos fueron ganando autonomía y se generalizó la práctica de la disección de cadáveres. En el transcurso de la Edad Media se produjeron dos grandes epidemias de peste: la de Justiniano, en el siglo VI, y la peste negra europea en el siglo XIV, que exterminaron una buena parte de la población. En la medicina galénica no existía ningún tipo de referencia al origen y tratamiento de la peste, lo cual obligó a los médicos a buscar soluciones por su cuenta. Además de la peste, se describieron otras enfermedades consideradas nuevas por no haberlas tratado los clásicos.
Los Hospitales
Uno de los fenómenos más importantes de la Edad Media desde el punto de vista médico fue la creación de hospitales, que eran instituciones sociales de acogida y asistencia a los enfermos de cualquier tipo, vinculadas a las órdenes religiosas. Los hospitales no eran centros destinados exclusivamente al tratamiento de enfermedades, sino más bien centros de atención social a los marginados. Todos estos centros medievales fueron el embrión que sirvió, a principios de la Edad Moderna, para fundar los primeros hospitales generales, con una perspectiva más estrechamente relacionada con la asistencia médica.
La Medicina Renacentista
En el occidente europeo, a partir del siglo XV se produjo la transición de la Edad Media al mundo moderno. En general, la medicina a principios de la Edad Moderna pasó por dos etapas bien diferenciadas. El siglo XV y el principio del XVI se caracterizaron por la recuperación de los conocimientos clásicos, pero leídos de primera mano a partir de las versiones griegas. Galeno e Hipócrates se revalorizaron. En una segunda fase, la experiencia de los médicos sirvió para contrastar y corregir a los clásicos.
La Clasificación de las Enfermedades y la Circulación de la Sangre
El empirismo médico se centró en la renovación de los conocimientos. El mecanicismo biológico, desarrollado por influencia de René Descartes, incidió especialmente en la fisiología y su principal representante es el médico británico formado en Padua, William Harvey.
La Medicina en la Ilustración
Durante la Ilustración, en el siglo XVIII, no hubo cambios tan radicales como en los siglos precedentes, pero se consolidaron algunas de las tendencias del siglo XVII. La novedad se produjo en el resurgimiento del vitalismo, como reacción al mecanicismo. El vitalismo sostenía que la vida en general y la enfermedad en particular son consecuencia de la acción de un alma que vive en las partes del organismo, que no puede estudiarse únicamente en términos mecánicos.
Ciencia Médica y Escuelas Clínicas en el Siglo XIX
Durante el siglo XIX, la medicina experimentó profundas transformaciones. Por un lado, hubo importantes progresos científicos en las ciencias biológicas que incidieron de manera directa en los conocimientos médicos, como la formulación de la teoría de la evolución de Darwin, de la genética clásica de Mendel y Cries o de la teoría celular de Schleiden, Schwann y Virchow. Por otro lado, el marco social se vio sustancialmente modificado por un periodo de crecimiento económico y profundas transformaciones provocadas por el capitalismo y la Revolución Industrial. En el nacimiento de la medicina fisiológica incidieron directamente las investigaciones analíticas encaminadas a construir una ciencia médica sobre la base de la experimentación en el laboratorio. Louis Pasteur y Robert Koch estudiaron las enfermedades causadas por la invasión de otros seres vivos, microscópicos o no. Koch, identificó a través del microscopio las bacterias productoras del carbunco, la tuberculosis y el cólera.
La Institución Hospitalaria
La institución hospitalaria tuvo un papel decisivo en el desarrollo del pensamiento médico del siglo XIX, aunque más adelante los progresos en la investigación experimental trasladaron la escena central de la medicina a los laboratorios. Un factor importante fue el espectacular incremento de las enfermedades infecciosas, consecuencia de las malas condiciones sanitarias de las ciudades, que recibían una inmigración masiva de las zonas rurales. Estos cambios epidemiológicos requerían nuevas instalaciones hospitalarias y daban a los médicos abundante material para la observación clínica y la práctica de las disecciones post mortem.
El Acto Médico
El contenido del acto médico puede esquematizarse en los siguientes elementos: la anamnesis, la exploración, el diagnóstico y el pronóstico, y la indicación terapéutica. El documento resultante del acto médico es la historia clínica. En el desarrollo del acto médico tienen mucha importancia las señales de las enfermedades, que pueden ser síntomas o signos.
Medios Diagnósticos
Es lo que llamamos exploración clínica inmediata: palpar, auscultar, explorar los reflejos nerviosos más importantes, determinar la presión arterial y la temperatura. Todo ello no es más que la fase preliminar de la exploración, que sirve para orientar el examen mucho más detallado que seguirá. La tecnología pone al servicio del médico un conjunto de medios diagnósticos mucho más potentes: análisis clínicos, radiología, ecografía, medicina nuclear, etc. Como su aplicación requiere de profesionales específicos, existen especialidades médicas centradas en la aplicación de estos medios diagnósticos.
Radiografía
Consiste en someter al cuerpo a la acción de los rayos X, invisibles al ojo humano, pero de una gran penetración en la materia viva (anatómica).
Termografía
Consiste en filmar el cuerpo con una cámara sensible a la radiación infrarroja que emiten los cuerpos calientes y proyectar la película en una pantalla (funcional).
Análisis de Fluidos
Es necesario que la concentración en sangre de algunas de estas sustancias se mantenga dentro de unos límites determinados. Cuando las cantidades aumentan, las sustancias pasan de la sangre a la orina, lo cual se detecta gracias a los análisis bioquímicos de la orina. El análisis de orina no tiene una validez diagnóstica tan grande como la de la sangre, pero puede dar información de algunas enfermedades metabólicas, aparte de infecciones y disfunciones locales del sistema excretor.
Análisis de Sangre: La información relativa a los elementos celulares de la sangre recibe el nombre de hemograma, en el que destacan los hematocritos y la fórmula leucocitaria. El hematocrito es el porcentaje de glóbulos rojos o hematíes respecto al volumen total de sangre. La hemoglobina es una proteína especializada en el transporte de oxígeno (respiración celular) que ocupa el interior de los hematíes y es la responsable del característico color rojo de la sangre.
Donaciones y Trasplantes
Corazón: Insuficiencia cardíaca que no responde al tratamiento farmacológico.
Pulmón: Fibrosis pulmonar, enfisema o insuficiencia respiratoria que no responde al tratamiento médico.
Hígado: Cirrosis, infecciones víricas, sustancias tóxicas que han dañado el hígado.
Páncreas: Diabetes graves que no responden a los tratamientos.
Riñón: Insuficiencia renal.
Piel: Quemaduras severas.
Córnea: Ceguera.
Huesos: Reconstrucción facial, defectos de nacimiento y tratamientos ortopédicos.
Médula ósea: Leucemia o enfermedades que afectan a la sangre.
Trasplante de Órganos
En el trasplante de órganos son necesarias intervenciones quirúrgicas complejas porque deben unirse, entre otros, vasos sanguíneos y conductos excretores. Uno de los principales problemas es el control de los mecanismos de rechazo; para evitar que el cuerpo rechace el órgano recibido, se estudia que la compatibilidad entre receptor y donante sea máxima.
Trasplantes de Tejidos
En la curación de ciertas enfermedades de la sangre (leucemia) es necesario erradicar todas las células anómalas existentes (cancerosas) mediante la administración de dosis elevadas de quimioterapia, con o sin radioterapia. Sin embargo, este tratamiento no solo elimina las células anómalas, sino también las células madre sanas de la médula ósea, situación incompatible con la vida del individuo. Por eso, para restaurar su función tras la quimioterapia se administran al paciente células madre capaces de regenerar la médula ósea sana. Este procedimiento recibe el nombre de trasplante de médula ósea o de progenitores hematopoyéticos. El trasplante de médula ósea puede ser un autotrasplante o un heterotrasplante; en ambos casos el procedimiento no es quirúrgico y se parece a una transfusión de sangre.
Los Medicamentos
El objetivo de esta disciplina, como rama experimental de la terapéutica, es determinar los principios activos o sustancias que tienen efectos específicos ante los fenómenos de la enfermedad, y conocer los principios de acción fisiológica de dichos principios activos. Se trata de una labor de análisis fundamental cuando se usan remedios naturales. Algunas plantas tienen sustancias con casualidades químicas que no siempre son deseables. El desarrollo de la farmacología ha permitido que la medicina disponga de estas sustancias químicas de forma aislada. El siguiente paso ha consistido en producirlas de manera sintética en un laboratorio.
La Elaboración de Medicamentos
Un medicamento puede servir para un tratamiento radical o sintomático. Radical significa que su efecto farmacológico ataca las causas de la enfermedad. Sintomático quiere decir que su efecto solo actúa contra los síntomas. Es el caso de los antitérmicos, que reducen la fiebre pero no curan la enfermedad que la provoca. A veces también se habla de tratamiento preventivo, que no cura la enfermedad pero evita complicaciones, como cuando se administran antibióticos en una infección vírica: no la curan, pero impiden que se complique con una infección bacteriana.