El Origen de la Especie Humana
Las características principales de los primates derivan de su adaptación a la vida arbórea. Destacan:
- Extremidades: Con pulgar oponible, que incrementa el poder de agarre y la destreza; las uñas planas, en vez de garras, aumentan la superficie táctil para explorar y manipular. La rotación del brazo por el hombro y el giro de la mano sin mover el codo facilitan la vida en los árboles.
- Visión: Mayor agudeza visual y visión estereoscópica que permite el cálculo de las distancias.
- Posición erguida: Posibilita al animal mirar hacia adelante al desplazarse colgado de un árbol a otro. Esto facilitaría la posterior evolución del bipedismo.
Grupos de Primates Cercanos a Nosotros
- Antropomorfos: Los miembros anteriores son más largos que los posteriores. Comprenden a los gibones y orangutanes.
- Homínidos: Marcha bípeda, lo que implica cambios en el esqueleto:
- Columna vertebral con cuatro curvaturas (en forma de S).
- Desplazamiento del orificio occipital para mirar al frente.
- Ensanchamiento de la pelvis.
- Brazos más cortos que las piernas.
- Pie plantígrado en su totalidad.
Tendencias Evolutivas de los Homínidos
El rasgo más importante de la hominización fue la adquisición del bipedismo debido al cambio climático, la disminución de los bosques africanos y la progresión de la sabana. Otros cambios importantes incluyen:
- Aumento del volumen craneal: Mayor masa encefálica con desarrollo notorio de la frente. La mayor complejidad cerebral, junto con la liberación de las manos, permitió la utilización de herramientas.
- Disminución del prognatismo y desaparición de los arcos ciliares: Disminuye el macizo facial y se perfila el mentón, exclusivo del ser humano moderno.
Los Humanos Primitivos
Los homínidos se originaron en África. Sus restos más antiguos se han clasificado dentro del género Australopithecus (varias especies), con una capacidad craneana de unos 450 cm3, pero ya claramente bípedos. Se extinguieron hace un millón de años.
El siguiente paso sería la aparición del género Homo, de mayor capacidad craneana, con numerosas especies:
- Homo habilis: Utilizaron herramientas sencillas de piedra.
- Homo erectus: Dominaron el fuego, lo que les permitió ampliar su dieta, y tallaron la piedra, desarrollando una tradición cultural. Originarios de África, se extendieron por Asia y Europa.
- Homo antecessor: Especie descubierta en 1994 en la Sierra de Atapuerca (Burgos), de unos 800.000 años de antigüedad. Se considera el ancestro común de dos líneas evolutivas: una que condujo a los Neandertales y otra al hombre moderno. Eran individuos altos y fuertes con arcos superciliares incipientes (rasgo muy acusado en los neandertales), pómulos (como el hombre actual) y una capacidad craneal superior a 1000 cm3. Usaban herramientas de piedra y practicaban el canibalismo. La importancia del descubrimiento radica en que constituye un eslabón clave de la evolución humana, pues representaría el ancestro común a los neandertales y al hombre moderno. Según la hipótesis, se originó en África. Los representantes de H. antecessor que permanecieron en África evolucionaron hasta originar el hombre moderno, que luego emigró hacia Europa.
- Homo neanderthalensis y Homo sapiens: Actualmente se consideran dos especies distintas. Los neandertales vivieron durante la última glaciación y, por adaptación al frío, eran más compactos que los hombres modernos, con los cuales coexistieron. Se piensa que pudo haber algún cruce genético. Desaparecieron hace unos 30.000 años. El H. sapiens es la única especie de Homo que sobrevive en la actualidad. Sus restos fósiles se conocen con el nombre de «hombre de Cro-Magnon». Los cromañones utilizaban herramientas muy sofisticadas y produjeron obras de arte, como las pinturas rupestres.
El Origen de la Vida
Hasta el siglo XVII, no existía ninguna duda de cómo se había creado la vida: un Dios omnipotente había sido el encargado de insuflársela a todas las plantas y animales que habitaban la Tierra. La idea de la generación espontánea fue refutada por Louis Pasteur, quien defendió que, en un medio completamente estéril, libre de gérmenes, no se podía generar vida. La conclusión inmediata fue que la vida solo se puede generar a partir de la vida misma, lo que se conoce como la ley de la biogénesis.
Charles Darwin aseguraba que la vida era consecuencia de un lento proceso evolutivo regido por la selección natural y que su origen se habría producido por causas naturales.
La Síntesis de Moléculas Orgánicas
Oparin escribió un libro que recogía su teoría sobre la formación de la vida: la vida habría surgido a raíz de una evolución química desde la materia inerte hasta las células más primitivas. El inglés John Haldane publicó un breve artículo donde se esbozaba un origen de la vida que partía de los componentes químicos de la Tierra primitiva y recogía la noción de la sopa prebiótica (océanos enriquecidos con materia orgánica) como escenario de la aparición de las primeras entidades con capacidad de duplicarse.
Stanley Miller diseñó un experimento que pretendía reproducir las condiciones ambientales de la Tierra primitiva. Mediante un sistema de flujo continuo, se aplicaban descargas eléctricas a una mezcla gaseosa de metano, amoníaco, hidrógeno molecular y vapor de agua. Como resultado, en la fase líquida condensada, detectaron una gran diversidad de sustancias orgánicas, entre las que cabe destacar por su abundancia los aminoácidos.