Salud y Enfermedad: El Equilibrio del Medio Interno

El Medio Interno

Una característica de los organismos pluricelulares, como el ser humano, es que la mayor parte de sus células no están en contacto directo con el medio externo y no pueden intercambiar sustancias (gases, nutrientes, desechos…) con él, como lo hacen las células de los organismos unicelulares. Para solucionar esto, han desarrollado un medio interno, formado por un líquido que baña todas sus células y que sí entra en contacto con el exterior a través de la sangre. Las células toman de este medio los nutrientes y el oxígeno que necesitan, y vierten a él los desechos que producen.

La Homeostasis

La actividad celular y los cambios del medio externo alteran continuamente el equilibrio del medio interno. La actuación de los distintos órganos, sistemas y aparatos del organismo contribuye a la recuperación de este equilibrio, renovándolo y manteniendo constantes sus características. Este proceso de regulación se llama homeostasis y evita alteraciones del medio interno que resultarían fatales para las células.

Aparatos para la Función de Relación

El Sistema Nervioso

Recibe información de los órganos sensoriales conectados a él, la procesa y elabora respuestas que envía a los demás sistemas. Así coordina todas las funciones del organismo.

El Sistema Endocrino

Recibe información del sistema nervioso y responde fabricando y vertiendo a la sangre hormonas (unos mensajeros químicos capaces de desencadenar respuestas coordinadas en otros órganos).

El Aparato Locomotor

Formado por la musculatura y el esqueleto, y controlado por el sistema nervioso, origina los movimientos del cuerpo.

Los Tres Tipos de Bienestar

La Organización Mundial de la Salud determina que una persona tiene una buena salud cuando disfruta de tres tipos de bienestar:

El Bienestar Social

Es la integración del individuo en su medio, de manera que pueda trabajar, estudiar, relacionarse, divertirse…

El Bienestar Físico

Es la ausencia de alteraciones orgánicas.

El Bienestar Mental

Es la ausencia de alteraciones mentales.

No es fácil evaluar estos estados de bienestar. Decir que alguien tiene una salud perfecta en un momento dado es difícil. Por eso, a menudo se habla del nivel de salud de una persona.

La Enfermedad

Se denomina enfermedad a toda disminución, más o menos importante, del nivel de salud. Una enfermedad evoluciona de la siguiente forma:

  • Comienza afectando al organismo, aunque no se aprecian signos de ella y la persona parece estar sana.
  • Después, aparecen síntomas detectables, como dolor, fiebre, escalofríos, etc., y alteraciones en los órganos y en los tejidos, que son característicos.
  • Al final, algunas enfermedades acaban por desaparecer sin dejar secuelas (se recupera la salud); otras dejan alteraciones permanentes; otras se hacen crónicas (no desaparecen); y otras provocan la muerte del enfermo.

Tipos de Enfermedades

Las Enfermedades Infecciosas

Están originadas por la actividad, en nuestro cuerpo, de los denominados agentes patógenos (virus, bacterias, protoctistas, hongos o animales, que son capaces de invadir nuestro organismo). Los agentes patógenos se transmiten desde el medio en el que se localizan o desde un animal o persona enfermos a las personas sanas mediante diversos mecanismos.

Las Enfermedades No Infecciosas

No están producidas por agentes patógenos. Pueden tener causas internas (envejecimiento, predisposición genética, etc.) o externas (accidentes, malos hábitos, etc.). Este grupo incluye mayoritariamente enfermedades no transmisibles como los traumatismos, las enfermedades degenerativas, etc., y también algunas enfermedades genéticas hereditarias (que pasan de padres a hijos).

Factores Determinantes de la Salud

Nuestra salud depende de varios factores determinantes, que si no son favorables representan un factor de riesgo de que enfermemos:

Características de cada Organismo

Hay personas más propensas que otras a padecer ciertas enfermedades, debido a su edad, a una predisposición genética…

Factores Ambientales

El riesgo de perder la salud aumenta si en el medio en el que vivimos hay agentes patógenos, sustancias tóxicas, ruido, presión social, etc.

Hábitos de Vida

Unos hábitos saludables favorecen el buen estado de salud. El consumo de drogas, la falta de higiene o la mala alimentación son factores de riesgo.

Atención Sanitaria

Es fundamental para prevenir y curar las enfermedades. La falta de atención sanitaria es un factor de riesgo.

Los Agentes Patógenos y la Enfermedad Infecciosa

Existen determinados agentes patógenos, ya sean virus, bacterias, hongos, protozoos o pequeños animales, que, en ocasiones, llegan a nuestro organismo. Algunas veces, estos agentes no alteran ni dañan el organismo mientras están en él y podemos convivir con ellos sin desarrollar una enfermedad. Otras veces, los patógenos sí dañan nuestro organismo. Decimos que causan una enfermedad infecciosa. Por ejemplo: los virus destruyen las células al utilizarlas en sus procesos; algunas bacterias (como la del tétanos) producen sustancias tóxicas (toxinas) que matan a nuestras células.

Virulencia

Es la capacidad que tiene un patógeno para causar una enfermedad. Varía en función de factores diversos, como la forma en la que este invade y daña los tejidos y los órganos de la persona infectada.

Elementos del Proceso Infeccioso

Para que una persona sana contraiga una enfermedad infecciosa, el patógeno tiene que llegar a su organismo. En este proceso intervienen dos elementos:

La Fuente de Infección

De ella procede el patógeno. Puede ser un medio (agua, suelo, alimentos, objetos…), un organismo en el que reside el patógeno sin causar la enfermedad o un organismo que padece la enfermedad.

El Mecanismo de Transmisión

Es indirecto si la transmisión del patógeno se realiza al beber agua, al tomar alimentos, por picaduras de agentes de transmisión (artrópodos), etc. Por ejemplo, ciertos insectos pican a personas o animales que llevan el patógeno, y lo transmiten al picar, después, a personas sanas.

Es directo si el patógeno se transmite desde personas enfermas (mediante la saliva o el moco que se expele al toser, durante las relaciones sexuales…) a las personas sanas susceptibles de enfermar.

Las Defensas del Organismo

En ocasiones, nuestro organismo resulta infectado por algún agente patógeno y debe defenderse. Para ello, cuenta con sus propias defensas naturales, que constituye el sistema inmunitario. El sistema inmunitario es un conjunto formado por células y estructuras de nuestro organismo que nos proporciona inmunidad, es decir, resistencia y capacidad de lucha contra cualquier patógeno. La respuesta de este sistema frente a un agente patógeno se llama respuesta inmunitaria. Contamos con dos tipos de inmunidad: una que poseemos desde que nacemos (inmunidad innata), y otra que se va desarrollando y perfeccionando a lo largo de nuestra vida (inmunidad adaptativa).

La Inmunidad Innata

Constituye la primera línea defensiva frente a las infecciones y responde indistintamente ante cualquier patógeno que invada nuestro organismo. Consta de barreras externas y barreras internas:

Barreras Externas

Pueden ser de tipo físico, como la piel (que, cuando está intacta, es impenetrable) y de tipo químico, como el moco de las cavidades internas (al que se adhieren los microbios) o el ácido clorhídrico del estómago (que los destruye).

Barreras Internas

Actúan si los patógenos atraviesan las barreras externas. Son tres: la inflamación, la fagocitosis y el complemento.

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