Inmunidad: Una Visión General
La inmunidad es un término médico que describe el estado de tener suficientes defensas biológicas para evitar la infección, enfermedad u otra invasión biológica no deseada. La inmunidad involucra tanto a componentes específicos como no específicos. Los componentes no específicos actúan como barreras o como eliminadores de patógenos para detener la infección por microorganismos antes de que puedan causar la enfermedad. Otros componentes del sistema inmunológico se adaptan a cada nueva enfermedad encontrada y son capaces de generar inmunidad específica contra el germen patógeno.
La inmunidad adaptativa o específica a menudo se subdivide en dos grandes tipos dependiendo de cómo se introdujo la inmunidad. Pueden subdividirse aún más, dependiendo de la cantidad de tiempo que dura la protección. La inmunidad pasiva es a corto plazo, y normalmente dura sólo unos pocos meses, mientras la protección vía inmunidad activa dura más tiempo, y es a veces de por vida.
Tipos de Inmunidad
La inmunidad adaptativa se caracteriza por las células involucradas; la inmunidad humoral es el aspecto de la inmunidad que es mediado por anticuerpos secretados, mientras que la protección proporcionada por la inmunidad celular involucra sólo linfocitos T. La inmunidad humoral es activa cuando el organismo genera sus propios anticuerpos, y pasiva cuando los anticuerpos son transferidos entre individuos. Asimismo, la inmunidad celular es activa cuando las células T propias del organismo son estimuladas y pasiva cuando las células T vienen de otro organismo.
Inmunidad Pasiva
La inmunidad pasiva es la transferencia de inmunidad activa, en forma de anticuerpos, de un individuo a otro. La inmunidad pasiva puede ocurrir de manera natural, cuando los anticuerpos maternos son transferidos al feto a través de la placenta, y también puede ser provocada artificialmente, cuando altos niveles de anticuerpos o de caballo específicos para un patógeno o toxina son transferidos a individuos no inmunes. La inmunización pasiva se usa cuando hay un alto riesgo de infección y tiempo insuficiente para que el cuerpo desarrolle su propia respuesta inmune, o para reducir los síntomas de enfermedades crónicas o inmunosupresivas. La inmunidad pasiva proporciona protección inmediata, pero el cuerpo no desarrolla memoria, por tanto el paciente tiene el riesgo de ser infectado por el mismo patógeno posteriormente.
Inmunidad Pasiva Adquirida de Manera Natural
La inmunidad pasiva materna es un tipo de inmunidad pasiva adquirida de manera natural, y se refiere a la inmunidad transmitida por medio de anticuerpos a un feto por su madre durante el embarazo. Los anticuerpos maternos se pasan a través de la placenta al feto por un receptor Fc neonatal en las células de la placenta. Esto ocurre alrededor del tercer mes de gestación. La inmunoglobulina G es el único anticuerpo isotipo que puede pasar a través de la placenta. La inmunidad pasiva también es proporcionada a través de la transferencia de anticuerpos de inmunoglobulina A que se encuentran en la leche materna que son transferidos al aparato digestivo del bebé, protegiéndole contra infecciones bacterianas, hasta que el recién nacido puede sintetizar sus propios anticuerpos.
Inmunidad Pasiva Adquirida Artificialmente
La inmunidad pasiva adquirida artificialmente es una inmunización a corto plazo inducida por la transferencia de anticuerpos, que se pueden administrar de varias formas; como un plasma sanguíneo humano o animal, como inmunoglobulina humana de banco para uso intravenoso o intramuscular, y en forma de anticuerpos monoclonales. La transferencia pasiva se usa profilácticamente en el caso de enfermedades de inmunodeficiencia como la hipogammaglobulinemia. También se usa en el tratamiento de varios tipos de infecciones agudas, y para tratar el envenenamiento. La inmunidad derivada de la inmunización pasiva dura sólo un corto periodo de tiempo, y hay también un riesgo potencial a reacciones de hipersensibilidad y a la enfermedad del suero, especialmente de gammaglobulina de origen no humano.
Inmunidad Activa
La inducción artificial de inmunidad pasiva se ha usado durante más de un siglo para tratar enfermedades infecciosas, y antes de la llegada de los antibióticos era a menudo el único tratamiento específico para ciertas infecciones. La terapia de inmunoglobulina continuó siendo una terapia de primera línea en el tratamiento de enfermedades respiratorias severas hasta los años 1930, incluso después de que se introdujeran los antibióticos de sulfonamida.
Cuando las células B y las células T son activadas por un patógeno, se desarrollan las células B y las células T de memoria. A lo largo de la vida de un animal estas células de memoria recordarán cada patógeno específico encontrado, y serán capaces de montar una respuesta fuerte si el patógeno se detecta de nuevo. Este tipo de inmunidad es tanto activo como adaptativo porque el sistema inmunológico del cuerpo se prepara a sí mismo para futuros desafíos. La inmunidad activa a menudo involucra tanto los aspectos por medio de células y los aspectos humorales de la inmunidad así como la entrada del sistema inmunológico innato. El sistema innato está presente desde el nacimiento y protege a un individuo de patógenos sin importar las experiencias, mientras que la inmunidad adaptativa se presenta sólo después de una infección o inmunización y por lo tanto es «adquirida» durante la vida.
Inmunidad Activa Adquirida de Manera Natural
La inmunidad activa adquirida de manera natural ocurre cuando una persona está expuesta a un patógeno vivo, y desarrolla una respuesta inmune primaria, que lleva a una memoria inmunológica. Este tipo de inmunidad es natural porque no está inducida por el hombre. Muchos trastornos del funcionamiento del sistema inmunológico pueden afectar a la formación de la inmunidad activa como la inmunodeficiencia (tanto en la forma adquirida o congénita) y la inmunosupresión.
Inmunidad Activa Adquirida Artificialmente
La inmunidad activa adquirida artificialmente puede ser inducida por una vacuna, una sustancia que contiene un antígeno. Una vacuna estimula una respuesta primaria contra el antígeno sin causar los síntomas de la enfermedad. El término vacunación fue acuñado por Edward Jenner y adaptado por Louis Pasteur para su trabajo pionero en vacunación. El método Pasteur usado suponía tratar los agentes infecciosos para aquellas enfermedades de manera que perdían la capacidad de causar enfermedades graves. Pasteur adoptó el nombre vacuna como un término genérico en honor del descubrimiento de Jenner, a partir del cual Pasteur trabajó. En 1807, los bávaros se convirtieron en el primer grupo en exigir que sus reclutas del ejército fueran vacunados contra la viruela, ya que la propagación de la viruela estaba vinculada al combate. Posteriormente la práctica de la vacunación aumentaría con la proliferación de la guerra.
Tipos de Vacunas
Hay cuatro tipos de vacunas tradicionales:
- Vacunas inactivadas: están compuestas de microorganismos que han sido matados con sustancias químicas o calor y ya no son infecciosos. Son ejemplos las vacunas contra la gripe, el cólera, la peste y la hepatitis A. La mayoría de las vacunas de este tipo es probable que requieran vacunas de refuerzo.
- Vacunas vivas atenuadas: están compuestas de microorganismos que han sido cultivados bajo condiciones que inutilizan su capacidad de inducir enfermedades. Estas respuestas son más duraderas y generalmente no requieren vacunas de refuerzo. Los ejemplos incluyen a la fiebre amarilla, el sarampión, la rubéola y las paperas.
- Toxoides: son compuestos tóxicos inactivados de microorganismos en casos donde estos (en vez de los microorganismos por sí mismos) causan la enfermedad, usados antes de un encuentro con el toxoide. Ejemplos de vacunas basadas en toxoides incluyen el tétanos y la difteria.
- Vacunas de subunidad: están compuestas de pequeños fragmentos de organismos causantes de enfermedad. Un ejemplo característico es la vacuna de subunidad contra el virus de la hepatitis B.
La mayoría de las vacunas son puestas con inyección hipodérmica ya que no son absorbidas con fiabilidad a través del aparato digestivo. Las vacunas vivas atenuadas de la polio y algunas del tifus y el cólera son puestas oralmente para producir inmunidad basada en el intestino.