Bases Anatómicas del Sistema Digestivo
1. Sistema Digestivo
Todos los órganos del sistema digestivo juntos juegan un papel vital: preparar los alimentos para la absorción y ser utilizados por millones de células en el cuerpo. En este proceso, el proceso de cambiar la composición química y física de los ingredientes alimenticios ingeridos para que las células puedan absorberlo y usarlo, este proceso es la digestión. El primer paso es la digestión mecánica que implica una rotura física del alimento ingerido en fragmentos más pequeños. Se inicia en la boca y sigue con la trituración y mezcla del alimento en todo el sistema digestivo. La segunda fase es la digestión química que completa el proceso de rotura. Los órganos principales del sistema digestivo forman un tubo a lo largo de toda la cavidad abdominal del cuerpo. El tubo está abierto en ambos extremos y se conoce comúnmente como el tracto digestivo o el tracto intestino (GI).
1.1. Boca
Recibe el nombre de cavidad oral. La cavidad oral (cavidad bucal) está formada por los labios, que rodean el orificio de la boca y forman el límite anterior de la cavidad oral, los carrillos (paredes laterales), la lengua y sus músculos (suelo), y los paladares y blando (techo).
1.2. Faringe
En el acto de tragar, o deglución, una masa redonda de comida, llamada bolo, se desplaza desde la boca al estómago. A medida que el bolo pasa desde la boca, entra en la orofaringe a través de un orificio reducido denominado fauces. La orofaringe es la segunda división de la faringe. Durante la respiración, el aire pasa a través de las tres divisiones faríngeas. Sin embargo, sólo las porciones terminales de la faringe son utilizadas por el sistema digestivo. Una vez que el bolo ha atravesado la faringe, entra en el tubo digestivo propiamente dicho, la porción del tracto digestivo que sirve sólo al sistema digestivo.
1.3. Esófago
Es un tubo muscular de unos 25 centímetros de longitud que se extiende desde la faringe hasta el estómago, penetrando al diafragma en su descenso de la cavidad torácica a la abdominal. Está situado posteriormente a la tráquea y al corazón y sirve como una vía dinámica para el paso de alimento, que lo propulsa hacia el estómago.
1.4. Estómago
Justo debajo del diafragma, el tubo digestivo se dilata en una estructura elongada y con forma de saco, el estómago, cuyo tamaño varía según determinados factores, sobre todo según el grado de distensión. Se encuentra en la parte superior de la cavidad abdominal por debajo del hígado y del diafragma, con aproximadamente cinco sextas partes de su masa a la izquierda de la línea media. En otras palabras, se dice que se encuentra en el epigastrio y en el hipocondrio izquierdo. Tiene tres divisiones: fondo, cuerpo y píloro. El fondo es la porción grande que existe a la izquierda y por encima de la apertura del esófago en el estómago. El cuerpo es la parte central del estómago y el píloro es la parte inferior. A su vez presenta dos curvaturas: curvatura menor, en la parte superior derecha, y la curvatura mayor en la parte inferior izquierda.
1.4.1. Funciones del estómago
El estómago realiza las siguientes funciones:
- Sirve como reservorio, almacenando la comida hasta que pueda ser parcialmente digerida y desplazada posteriormente a lo largo del tracto gastrointestinal.
- Secreta jugo gástrico, que contiene ácido y enzimas, para ayudar a digerir los alimentos.
- Mediante las contracciones de su revestimiento muscular, mueve los alimentos, rompiéndolos en pequeñas partículas y mezclándolas bien con el jugo gástrico. Luego empujará el contenido gástrico al duodeno.
- Secreta el factor intrínseco.
- Lleva a cabo una cantidad limitada de absorción, de parte del agua, alcohol, ciertos fármacos y de los ácidos grasos de cadena corta presentes en la mantequilla o la grasa de la leche.
- Produce la gastrina, que colabora en la regulación de las funciones digestivas, y la grelina, que aumenta el apetito.
- Ayuda en la protección del organismo al destruir las bacterias patógenas ingeridas con la comida o con el moco del tracto respiratorio.
1.5. Intestino Delgado
El intestino delgado es un tubo que mide aproximadamente 2,5 centímetros de diámetro y 6 metros de longitud. Sus vueltas en espiral ocupar casi toda la cavidad intestinal. El intestino delgado está constituido por tres secciones de diferente longitud. Son el duodeno (≈30 cm), el yeyuno (≈240 cm) y el íleon (≈300 cm) (Mulroney, 2011, p. 243). El duodeno es la división más superior y la parte a la que se ancla el extremo pilórico del estómago. Mide unos 25 centímetros de longitud y tiene la forma de la letra C. El termino duodeno, que significa “doce dedos de extensión”, hace referencia a la corta longitud de esta división intestinal, el duodeno se convierte en yeyuno en el lugar donde el tubo gira bruscamente hacia delante y hacia abajo.
La porción yeyunal continúa durante los siguientes 2,5 metros, donde se convierte en íleon, pero sin que exista una línea clara de demarcación entre ambas divisiones. El íleon mide unos 3,5 metros de longitud. El revestimiento intestinal tiene unas plicas circulares (o pliegues) que emiten diminutas proyecciones denominadas vellosidades. Las vellosidades constituyen importantes modificaciones de la capa mucosa del intestino delgado. Cada vellosidad contiene una arteriola, una vénula y un vaso linfático (quilífero). Las enzimas digestivas intestinales se producen en la parte superior de las vellosidades. Su presencia hace que se incremente en cientos de veces la superficie del intestino delgado, haciendo que este órgano el principal lugar para la digestión y la absorción.
1.6. Intestino Grueso
La parte inferior del tubo digestivo recibe el nombre de intestino grueso porque su diámetro supera notablemente al del intestino delgado. Sin embargo, su longitud es mucho menor, siendo su longitud de unos 1,5-1,8 metros. Su diámetro medio es de unos 6 centímetros, y disminuye a medida que nos acercamos al extremo inferior. Se puede dividir en ciego, colon y recto. Los primeros 5-8 centímetros del intestino grueso se denominan ciego. Es un saco ciego localizado en el cuadrante inferior derecho del abdomen. El colon se divide en las siguientes porciones: ascendente, transverso y sigmoide. La parte ascendente está en posición vertical en el lado derecho del abdomen, extendiéndose hacia arriba hasta el borde inferior del hígado. El íleon se une con el intestino grueso en la unión del ciego y el colon ascendente. La válvula ileocecal permite que el material pase del íleon al intestino grueso, pero no en sentido contrario. El colon transverso cruza horizontalmente el abdomen, por debajo del hígado, estómago y bazo. Esta parte está por encima del intestino delgado. Se extiende desde el ángulo hepático hasta el ángulo esplénico, los dos puntos en los que el colon gira sobre sí mismo para formar ángulos de 90 grados. El colon descendente se extiende desde un punto por debajo del estómago y del bazo hasta el nivel de la cresta iliaca. El colon sigmoide es la porción que se sitúa por detrás de la cresta iliaca. Se denomina sigmoide porque describe una curva en forma de S. La parte inferior de la curva es la que se une al recto y gira hacia la izquierda. Los últimos 17 o 20 centímetros del tubo intestinal reciben el nombre de recto.
Los últimos 2,5 centímetros del recto constituyen el conducto anal. La apertura del conducto al exterior esta resguardada por dos músculos esfinterianos, uno interno de musculo liso y uno externo de musculo estriado. El orificio en si se denomina ano.
1.7. Órganos Accesorios
1.7.1. Glándulas salivales
Tres pares de glándulas tubuloalveolares, parótidas, submandibulares y sublinguales secretan una gran cantidad (alrededor de 1 litro) de la saliva producida cada día. La saliva producida por las glándulas salivales arrastra por lavado los microorganismos presentes en la superficie de los dientes y en la mucosa bucal, de la misma forma que las lágrimas en los ojos. El flujo de saliva reduce la colonización microbiana de la boca (Tortora, 2013, p. 887). Las pequeñas glandulas (glándulas bucales) situadas en la mucosa que tapiza los carrillos la boca contribuyen con menos del 5% al volumen total de la saliva. Sin embargo, la secreción de las glándulas bucales es importante para la higiene y el bienestar de los tejidos bucales. Las glándulas salivales se localizan fuera del tubo digestivo y vierten sus secreciones exocrinas mediante conductos en la luz del tracto.
- Glándulas parótidas Son las más grandes de las glándulas salivales. Producen un tipo acuoso, o seroso, de saliva que contiene enzimas, pero no moco.
- Glándulas submandibulares También se denominan glándulas compuestas o mixtas porque contienen elementos productores de moco y sustancia serosa (enzimas).
- Glándulas sublinguales Son las más glándulas salivares más pequeñas. A diferencia de las otras glándulas salivares, estas sólo producen saliva mucosa.
1.7.2. Lengua
Es una masa solida de músculo esquelético cubierta por una membrana mucosa. La contracción de los músculos intrínsecos produce cambios en el tamaño y forma de la lengua, ayudando así a colocar los alimentos entre los dientes durante la masticación. La contracción de los músculos extrínsecos cobra importancia durante la deglución y el habla. La superficie dorsal o superior de la lengua está cubierta por ásperas elevaciones denominadas papilas. Los tres tipos de papilas, caliciformes, fungiformes y filiformes, se localizan a los lados o en la superficie superior (dorso) de la lengua. El frenillo lingual es un pliegue de membrana mucosa en el centro de la superficie inferior de la lengua que colabora en el anclaje de esta al suelo de la boca.
Si el frenillo es demasiado corto y limita los movimientos de la lengua y produce pronunciación defectuosa.
1.7.3. Dientes
Son órganos masticatorios. Están diseñados para cortar, rasgar y triturar los alimentos ingeridos para que puedan mezclarse con la saliva y tragarse. Durante la masticación, la comida se romperá en pedazos pequeños, aumentando la superficie sobre la cual pueden actuar las enzimas digestivas. Un diente típico puede dividirse en tres partes: corona, cuello y raíz. Veinte dientes deciduos, también denominados de leche, aparecen precozmente en el niño, y más adelante son reemplazados por 32 dientes permanentes.
- Un diente típico Un diente típico puede dividirse en tres partes principales: corona, cuello y raíz. La corona es la parte expuesta del diente. Está recubierta de esmalte, el tejido más duro y químicamente más estable del organismo. El esmalte se compone de aproximadamente un 97% de material calcificado (inorgánico) y sólo un 3% de material orgánico y agua. Esta perfectamente equipado para resistir el abrasivo proceso de masticación. El cuello del diente es la porción más estrecha del diente y está rodeado por las encías. Une la corona del diente a la raíz. Es la raíz la que encaja en la cuenca de los procesos alveolares de los maxilares superior e inferior. La raíz dental puede ser una estructura única, como una clavija, o bien tener dos o tres proyecciones cónicas separadas. La raíz no está anclada rígidamente mediante cemento al proceso alveolar, sino que está suspendida en la cuenca mediante la fibrosa membrana periodontal. Además del esmalte, la cobertura externa de cada diente se compone de dos tejidos dentales adicionales, la dentina y el cemento. La dentina forma la mayor parte de la envoltura del diente. Está cubierta por esmalte de la corona y por cemento en el cuello y en la raíz. La dentina contiene la cavidad pulpar, que está formada por tejido conjuntivo, vasos sanguíneos y linfáticos y nerviosos sensitivos.
- Tipos de dientes El primer diente deciduo suele salir alrededor de los 6 meses de edad. Los siguientes suelen salir con una frecuencia de uno o más cada mes, hasta que han aparecido los 20. Sin embargo, hay grandes variaciones individuales en la edad a la que aparecen los dientes. Sin embargo, hay grandes variaciones individuales en la edad a la que aparecen los dientes. Los deciduos suelen mudar entre los 6 y los 13 años.
Los terceros molares (muelas del juicio) son los últimos en aparecer, por lo general después de los 17 años.
1.7.4. Hígado
Es la mayor glándula del organismo, pesa alrededor de 1,5 kilogramos, se sitúa debajo del diafragma y ocupa la mayor parte del hipocondrio derecho y parte del epigastrio. Está formado por dos lóbulos separados por el ligamento falciforme. El lóbulo izquierdo ocupa alrededor de un sexto del hígado, mientras que el lóbulo derecho ocupa el resto. Es uno de los órganos más vitales del organismo y sus principales funciones son:
- Sus células detoxifican ciertas sustancias.
- Sus células secretan alrededor de medio litro de bilis al día.
- Sus células llevan a cabo muchos pasos importantes en el metabolismo de proteínas, grasas e hidratos de carbono (HC).
- Sus células almacenan diferentes sustancias, como hierro y vitaminas A, B12 y D.
- El hígado sintetiza importantes proteínas plasmáticas y sirve como lugar de hematopoyesis (producción de células sanguíneas) durante el desarrollo fetal.
- Detoxificación por las células hepáticas Numerosas sustancias entran en la sangre procedentes del intestino. Circulan hasta el hígado, donde, a través de una serie de reacciones químicas, pueden transformar en compuestos atóxicos. Las sustancias que se ingieren, alcohol, paracetamol y otros tipos de fármacos, así como las sustancias toxicas formadas es el intestino, pueden ser detoxificadas en el hígado.
- Secreción biliar por el hígado Los principales componentes de la bilis son las sales biliares, los pigmentos biliares y el colesterol. Las sales biliares (formadas en el hígado a partir del colesterol) son la parte más importante de la bilis. Colaboran en la absorción de las grasas y luego son absorbidas en el íleon. El 80% de las sales biliares se recicla en el hígado para convertirse de nuevo en parte de bilis. La bilis también sirve como pasadizo para eliminar algunos productos defectuosos de las células rojas sanguíneas. Cuando los eritrocitos viejos y frágiles son destruidos por el bazo, la porción hemo de la molécula de hemoglobina liberada en convertida en bilirrubina y transportada por la sangre hacia el hígado. Las células hepáticas extraen la bilirrubina y la excretan en la bilis. Dado que el hígado secreta bilis en los conductos, se clasifica como una glándula exocrina.
- Metabolismo hepático Aunque todas las funciones hepáticas son importantes para la salud del organismo, algunos de sus procesos metabólicos son cruciales para la supervivencia.
1.7.5. Vesícula biliar
Es un saco con forma de pera que mide entre 7 y 10 centímetros de longitud y 3 de amplitud en su punto más ancho. Puede contener de 30 a 50 mililitros de bilis. Se localiza en la superficie inferior hepática, a la que se ancla mediante tejido conjuntivo areolar. Almacena la bilis, que penetra en ella por los conductos hepático y cístico. La bilis emulsiona los ácidos grasos durante la digestión, en gotas más pequeñas para que puedan ser tratadas por los juegos digestivos.
1.7.6. Páncreas
Es una glándula de color rosáceo-grisáceo que alcanza unos 12-15 centímetros que pesa alrededor de 60 gramos. Se localiza en la curva del duodeno, extendiéndose horizontalmente por detrás de estómago tocando el bazo. Entre otras funciones del páncreas podemos destacar:
- Secreta las enzimas digestivas que se encuentran en jugo pancreático, de ahí que el páncreas desempeñe un importante papel en la digestión.
- Secreta la insulina, la hormona que ejerce el control principal sobre el metabolismo de los HC.
- Secreta el glucagón. Es interesante observar que el glucagón, que se produce tan cerca de la insulina, tiene un efecto directamente opuesto a esta en metabolismo de los HC.
1.7.7. Apéndice vermiforme
Es un órgano tubular semejante a un gusano, mide unos 8-10 centímetros de longitud y suele encontrarse justo detrás del ciego o por encima del borde pélvico. La luz del apéndice se comunica con el ciego unos 3 centímetros por debajo de la válvula ileocecal, lo que lo convierte en un órgano accesorio del sistema digestivo. Sus funciones no están muy claras, aunque algunos científicos creen que sirva como “suelo reproductor” para las bacterias intestinales, la flora intestinal. La inflación apendicular o apendicitis es una enfermedad frecuente y potencialmente grave.
1.8. Fisiología Del Sistema Digestivo
La principal función del sistema digestivo es la de proporcional los nutrientes esenciales al medio ambiente interno para que estos puedan llegar cada célula del organismo. Para realizar esta función utiliza diversos mecanismos: ingestión, digestión, motilidad, secreción, absorción y eliminación.
Una vez ingeridos los alimentos (llevado a la boca), el proceso de la digestión se inicia inmediatamente. La digestión es el nombre general para todos los procesos que física y mecánicamente rompen los alimentos complejos en simples nutrientes que pueden ser absorbidos con facilidad. Dentro de la digestión (transformación de los alimentos en moléculas más pequeñas, los nutrientes) podemos diferenciar entre digestión mecánica: masticación y deglución; y digestión química: secreción de enzima digestivas. Este proceso no ocurre sólo en el estómago, sino también en la boca y en la primera porción del intestino delgado (duodeno). La digestión mecánica consiste en el movimiento (motilidad) de todo el tracto digestivo que da lugar a:
- Un cambio en el estado físico de la comida ingerida.
- La agitación del contenido del tracto GI de manera que los alimentos se mezclan con los jugos digestivos y entran en contacto con la superficie de la mucosa intestinal, facilitando así la absorción.
- La propulsión de la comida hacia adelante, a lo largo del tracto digestivo, eliminando después los desechos digestivos fuera del organismo.
Por otro lado, la digestión química incluye los cambios en la composición química de los alimentos durante su viaje por el tracto digestivo. Estos cambios son el resultado de la hidrolisis de los alimentos. La hidrolisis es un proceso químico en el que un compuesto tras unirse el agua se fragmenta en compuestos más sencillos. En los diversos jugos digestivos existen enzimas que catalizan la hidrolisis de los alimentos. En cuanto a la secreción digestiva se suele referir a la liberación de diversas sustancias por parte de las glándulas exocrinas que forman parte del sistema digestivo.
- Por un lado, tenemos la saliva. La saliva es la secreción de las glándulas salivares y está constituida predominantemente por agua. El agua ayuda a digerir la comida de forma mecánica mientras atraviesa el tubo atraviesa el tubo digestivo, contribuyendo a hacerla liquida. La comida licuada, denominada quimo, que entra al estómago no sólo representa una forma de alimento degradada, sino que también permite que las enzimas y otras sustancias se mezclan libremente con trozos pequeños de alimentos.
- El jugo gástrico es secretado por las glándulas gástricas exocrinas y son una combinación de otras sustancias aparte de agua y moco.
La principal sustancia presente es la pepsina como pepsinogeno convirtiéndose este en pepsina gracias al ácido clorhídrico que producen las glándulas gástricas.
- El jugo pancreático se secretado por las células exocrinas del páncreas. Además de agua este jugo contiene tripsina, lipasas o amilasas entre otras sustancias.
- También es vertida la bilis, secretada por el hígado y de la que hemos hablado con anterioridad.
- El termino jugo intestinal se refiere a la suma de las secreciones intestinales, en lugar de la combinación premezclada de sustancias en entran al tubo digestivo a través de un conducto. Es una solución mucosa ligeramente básica que tampona y lubrifica el material de la luz intestinal.
La absorción es el paso de los nutrientes desde el tubo digestivo a la sangre, para ser distribuidos a las células, donde serán utilizados como fuente de materia y energía. Ocurre en el yeyuno y en el íleon, que forman parte del intestino delgado y continúa en el colon ascendente y en el colon transverso del intestino grueso. El proceso de eliminación es simplemente la expulsión de los residuos de la digestión, las heces, del tracto digestivo. La formación de las heces es la función principal del colon. El acto de expulsar las heces se denomina defecación. La defecación es un reflejo desencadenado por la estimulación de los receptores de la mucosa rectal. El recto suele estar vacío hasta que el peristaltismo de masa traslada el material fecal del colon al recto. Esto distiende el recto y produce el deseo de defecar.
1.8.1. Sustratos energéticos
- Hidratos de carbono Los hidratos de carbono o carbohidratos (CHO) también reconocidos comúnmente como azucares están compuestos por unidades repetidas de carbono, hidrógeno y oxígeno (CH2O). Aunque los azucares también tienen una función estructural como compuestos de moléculas tan importantes como el ARN y el ADN, su verdadera ocupación se relaciona con la prestación energética ya que la mayoría de las células las utilizan como su primer y fundamental combustible (Thibodeau y Patton, 2007). Las funciones más relevantes de los CHO son (Wilmore y Costill, 2004):
- Proporcionar energía al musculo durante los ejercicios de alta intensidad.
- Regular el metabolismo de las grasas y de las proteínas.
- Abastecer de energía a las neuronas.
- Permitir la síntesis de glucógeno muscular y hepático.
Según la longitud de las cadenas de carbono los CHO pueden dividirse en:
- Polisacáridos: son azucares complejos formados por muchos monosacáridos unidos. El principal polisacárido del cuerpo es el glucógeno, que está formado por numerosas unidades de glucosa. Este polisacárido tiene que convertirse en un azúcar simple para poder ser usado por el organismo.
- Disacáridos: son azucares dobles, es decir, están formados por dos monosacáridos. Los principales disacáridos son la maltosa, la lactosa y la sacarosa (azúcar de común). Este último se divide en el intestino en glucosa y fructosa, de manera que serán estos compuestos los que podrán ser usados en las reacciones de provisión de energía.
- Monosacáridos: el principal azúcar simple es la glucosa (C6H12O6). Todos los CHO deben ser reducidos hasta convertirse en un azúcar simple, principalmente glucosa, para poder ser transportados por la sangre a los territorios activos para su metabolización.
Los CHO representan la fuente principal de energía química que emplean nuestras células musculares, por lo que son un elemento imprescindible en la dita de cualquier persona y especialmente en aquellos que se dedican al deporte. Deben ocupar el 50% del total de calorías en un sujeto activo y acercarse al 60% en el caso de los deportistas, especialmente en aquellos dedicados a modalidades de resistencia. La relación entre los depósitos de glucógenos y el rendimiento es absoluta. Los almacenes de CHO son limitados y se localizan en los músculos y en el hígado en forma de glucógeno muscular (250 gramos y 110 gramos respectivamente). La glucosa primero se guarda en el musculo y cuando este almacén está completo se deposita en el hígado. Este sistema de acumulación se respeta también durante los procesos de recuperación tras un ejercicio intenso que ha gastado gran parte de las reservas de glucógeno y en aquellas situaciones en la que se realizan dietas pobres en CHO. Cuando el llenado de los depósitos ha sido satisfecho y las necesidades energéticas estas cubiertas, para mantener estable el nivel glucémico en sangre, el exceso de azucares se compensa transformándose en grasa que se acumula en forma de triglicéridos en el adipocito. En el restablecimiento y mantenimiento de los almacenes de glucógeno muscular interviene el tipo de alimentación y la clase de ejercicio realizados por el sujeto.
Algunos estudios han demostrado que los sujetos que mantienen una dieta rica en CHO durante 3 días aumentan el doble sus depósitos. Se ha demostrado que el suministro de CHO durante la realización de actividades de 1 a 4 horas de duración mejora el rendimiento de estas. A su vez se ha visto que ningún sujeto debería tomar CHO en el periodo comprendido entre los 15 y 45 minutos anteriores al comienzo del ejercicio, ya que de hacerlo estaría expuesto a sufrir un proceso hipoglucémico que le provocaría una importante debilidad energética para el comienzo de la actividad.
- Grasas Las grasas o lípidos son un compuesto orgánico formado por carbono, hidrogeno y oxígeno, aunque en diferentes proporciones que las que se han dado en el caso de los CHO. Algunos tipos de lípidos también incorporan nitrógeno o fosforo, que no les impide mantener una consistencia oleosa y grasienta. Otra propiedad de los lípidos es su incapacidad de ser disueltos en agua ya que sólo son solubles en disolventes orgánicos como el éter o el alcohol. A pesar de las connotaciones negativas que popularmente persiguen a estos nutrientes, las grasas son necesarias porque desarrollan funciones vitales como:
- Función estructural: son un componente esencial en las membranas celulares y en las fibras nerviosas.
- Función energética: son la fuente de energía responsable de los esfuerzos de intensidad media que se mantienen durante largo tiempo. Además, las grasas aportan el 70% de la energía durante el reposo.
- Función protectora: los órganos vitales son sostenidos y amortiguados por capas de tejido graso que los rodean.
- Función regeneradora: las hormonas esteroides (estrógenos y testosterona) se producen a partir de un tipo de grasa especifica como es el colesterol.
- Función transportadora: las vitaminas liposolubles A, D, E y K son transportadas por grasas.
- Función térmica: la grasa subcutánea es un perfecto aislante que permite mantener la temperatura corporal cuando las condiciones externas no son favorables.
Por lo tanto, las grasas no deben despreciarse desde el punto de vista del rendimiento deportivo, ya que aquellos deportistas que consigan funcionar con este sustrato sin perder la eficacia en el rendimiento tendrán la ventaja de poder retrasar el agotamiento de los depósitos de glucógeno y con ello la fatiga. Por esta razón, el entrenamiento aeróbico debe estar incluido en los diferentes programas de entrenamiento con el objeto de estimular el uso de las grasas como fuente de energía. Un buen protocolo de entrenamiento parece se el mejor inductor de la movilización de grasas. La incorporación de otros productos de forma exógena no tiene el mismo resultado sobre la dinámica de los lípidos. En este sentido existen estrategias de dudosa utilidad:
- Algunos sujetos piensan que la ingesta de grasas provocara un aumento de los ácidos grasos libres en sangre y se estimulara su uso metabólico. Sin embargo, esto hace que aumenten las reservas de triglicéridos sin que se modifiquen las concentraciones en plasma, que son el verdadero impulso para activar el metabolismo aeróbico.
- La temperatura inducida por sistemas externos no tiene influencia directo sobre la movilización de grasas.
- La dinamización de los triglicéridos del adipocito es un proceso integral, que no puede manipularse de manera localizada.
- Proteínas Las proteínas son compuestos orgánicos con gran presencia dentro del organismo. En la composición de las proteínas está presente el carbono, el oxígeno, el hidrogeno y el nitrógeno, todos ellos elementos de los aminoácidos, que son los verdaderos configuradores de este sustrato. Las proteínas desempeñan un papel de enorme trascendencia en gran cantidad de procesos biológicos. Fundamentalmente tienen unas responsabilidades estructurales y funcionales que se materializan en:
- Responsables de la formación de gran cantidad de estructuras orgánicas.
- Participantes en el crecimiento, reparación y mantenimiento de los tejidos.
- Autoras de la producción de hemoglobina, enzimas y otras hormonas.
- Encargadas de mantener la presión osmótica de la sangre.
- Protagonistas de la formación de anticuerpos.
- Colaboradoras ocasionales de la producción de energía.
No obstante, su rendimiento energético no seria nada despreciable puesto que en aquellas condiciones especiales en la que participan como sustrato energético, lo hacen aportando 4,1 kcal/gr. Para poder mantener estables las reservas de proteínas, se debe realizar una ingesta dependiente del peso y la composición corporal del sujeto. Los indicadores que determinan el aporte diario de proteínas son: la edad, el sexo y el nivel de actividad. De este modo en el caso de sujetos jóvenes que aún no han completado su crecimiento, las proteínas se hacen especialmente necesarias. También parece importante el momento en que se produce el aporte de proteínas en el depósito. Debido a que la síntesis proteica es significativamente mayor al finalizar el ejercicio que durante la realización de este, autores como Rasmunsen (2000) han reconocido que la ingesta de aminoácidos esenciales junto con pequeñas cantidades de glucosa sea inmediatamente después de la finalización del ejercicio para incidir de forma global en la recuperación.
- Adaptaciones producidas por el entrenamiento aeróbico El entrenamiento de resistencia genera una serie de modificaciones relativamente duraderas en el organismo del sujeto que desarrolla este tipo de actividades. Además de algunas modificaciones pasajeras y de los cambios en otros sistemas trascendentales del cuerpo, la practicas de ejercicio crónico consigue modificar ciertos patrones estructurales y funcionales relativos al metabolismo energético. Un entrenamiento aeróbico genera modificaciones positivas individuales en la capacidad para soportar un ejercicio submáximo prolongado y en el consumo máximo de oxígeno (VO2máx). la magnitud de los efectos depende de cada sujeto, especialmente del grado de forma física manifestado por cada uno al comienzo del programa. Las ventajas asociadas a la carga de trabajo van disminuyendo a medida que se extiendo en el tiempo, de manera que durante las