Atrofia: Reducción del Tamaño de Órganos y Tejidos
La atrofia es la reducción del tamaño de un órgano o tejido debido a la disminución del tamaño y el número de células. Puede ser fisiológica o patológica. La atrofia fisiológica es frecuente durante el desarrollo normal. Por ejemplo, el tamaño del útero disminuye al poco tiempo del parto, y esto es una forma de atrofia fisiológica. La atrofia patológica depende de la causa subyacente y puede ser local o generalizada. Las causas son:
Causas de la Atrofia
- Reducción de la carga de trabajo (atrofia por desuso): Cuando se inmoviliza un hueso fracturado en un yeso o cuando se deja al paciente en reposo absoluto en cama, se produce atrofia musculoesquelética. Cuando el desuso es más prolongado, disminuye el número de fibras musculares esqueléticas por apoptosis.
- Pérdida de la inervación: El metabolismo y la función normal del músculo esquelético dependen de la inervación.
- Reducción de la irrigación: La reducción del riego sanguíneo de un tejido como consecuencia de una enfermedad oclusiva arterial de lento desarrollo determina la atrofia del tejido.
- Nutrición inadecuada: Una malnutrición proteicocalórica importante (marasmo) se asocia al uso del músculo esquelético como fuente energética cuando las reservas se han agotado.
- Pérdida de la estimulación endocrina: Muchos tejidos sensibles a hormonas, como la mama y los órganos reproductores, dependen de la estimulación endocrina para su metabolismo y función normales.
- Presión: La compresión tisular de cualquier duración puede ser causa de atrofia. Un tumor benigno que aumenta de tamaño puede provocar la atrofia de tejidos sanos que lo rodean.
Tipos de Atrofia
En el aspecto microscópico, se pueden destacar tres tipos de atrofia: atrofia simple, atrofia numérica y atrofia degenerativa.
- La atrofia simple es una disminución del volumen de los componentes musculares que conlleva al encogimiento o empequeñecimiento del tejido y del órgano. Es la atrofia más frecuente y afecta a las células más diferenciadas. Se puede observar en el transcurso del ayuno prolongado en casi todos los tejidos del organismo y principalmente en el tejido muscular.
- La atrofia numérica es la disminución del número de células; normalmente afecta a tejidos de elementos lábiles.
- En la atrofia degenerativa se pueden ver grandes alteraciones en el citoplasma y en el núcleo celular de las células del tejido y del órgano. Este proceso puede llevar a que se produzca una necrosis.
En todos los casos de atrofia, el citoplasma es el que se ve más afectado, casi siempre hay una reducción cuantitativa de éste, hasta el punto de que, observando los tejidos atróficos al microscopio, puede distinguirse una densificación celular, provocada por la reducción uniforme del volumen celular.
Estas modificaciones van acompañadas de profundas alteraciones citoplasmáticas: enturbamiento, presencia de gránulos de pigmento (pigmentaciones de desgaste) y disminución numérica de algunos orgánulos, como las mitocondrias.
Pseudohipertrofia
En algunos casos, cuando las células específicas de un órgano entran en un estado de atrofia, va acompañado por un aumento de volumen de los tejidos intersticiales, por lo que en vez de existir una reducción en el volumen global, se presenta un aumento (pseudohipertrofia).
En los músculos paralizados por una lesión del sistema nervioso se puede observar, a veces, un cuadro de pseudohipertrofia, debido al aumento de tejido adiposo interpuesto entre los haces musculares atróficos. Los músculos se ven robustos y engrosados, pero en realidad están desprovistos de fuerza y son pastosos a la palpación. En el bocio endémico puede existir también un caso de pseudohipertrofia.
Atrofia Patológica
Según las causas que las producen, se pueden presentar de la siguiente forma:
- Atrofia de carencia alimentaria
- Atrofia de insuficiencia circulatoria
- Atrofia por factores físicos
- Atrofias funcionales
La insuficiencia nutricional conlleva a una pérdida global de peso en el organismo, debido a una atrofia generalizada de todas las células funcionales y específicas. En este caso, se observa una disminución de número, pero sobre todo de volumen de las células, tanto que llegan a destruir su propio material constitutivo, además de los de reserva, para poder saciar las necesidades del metabolismo energético, como la incapacidad de sintetizar materiales para luego regenerar el propio citoplasma.
La pérdida no es proporcionalmente igual en todos los órganos: de hecho, en un acto de autodefensa, el organismo intenta proteger a los elementos que más se verían afectados por un fenómeno atrófico como el anterior, en menoscabo de aquellos en los cuales no existen funciones vitales importantes y cuya función no estaría tan alterada por un proceso atrófico; por eso puede haber mayor pérdida de peso en el hígado e intestino, pero menor o nula en el cerebro y corazón.
Este tipo de atrofia, además de ser producido por una carencia alimentaria, también puede ser causada por enfermedades que afecten el mecanismo metabólico del organismo, o sea, por una insuficiencia digestiva o lentificación del metabolismo.
Hay casos en los que una insuficiencia circulatoria provocada por una trombosis de una rama arterial o por una compresión de una arteria, o por una ligadura quirúrgica de un vaso, puede conducir a la atrofia de los tejidos de la zona irrigada por la arteria lesionada, sin embargo, esto se recupera si el flujo de sangre es restituido con prontitud. Se puede decir que esto se debe a que dejan de llegar nutrientes aportados por la sangre, por consiguiente, las células deben comenzar a utilizar sus materiales de reserva y más adelante sus elementos constitutivos.
La atrofia muscular ocasionada por una enfermedad y no por inactividad es generalmente de uno o dos tipos: la ocasionada por daño a los nervios que inervan los músculos y la que resulta por enfermedades propiamente musculares.
Pueden existir atrofias producidas por sustancias químicas tóxicas (plomo, yodo, fósforo, arsénico, etc.) o por toxinas microbianas. Hay una disminución de las funciones de las células, tornándolas inactivas generando así un proceso atrófico.