1. Los Sistemas de Clasificación
Dado el elevado número y la gran variedad de seres vivos que habitan la Tierra, para estudiarlos es necesario ordenarlos en grupos. El avance en el conocimiento de los seres vivos llevó a los científicos a la conclusión de que todos poseen una serie de características que son comunes y otras que son particulares de cada grupo, por lo que se podían identificar y agrupar en categorías homogéneas. Una de las principales ventajas de estas agrupaciones en grandes unidades con caracteres comunes, es la de poder incluir a seres vivos desconocidos hasta el momento, en alguno de los grupos establecidos anteriormente. Para realizar una clasificación correcta es preciso elegir un criterio que nos permita comparar y encontrar semejanzas y diferencias. Un criterio de clasificación es bueno si se refiere a características que no varían en los seres vivos. Según el criterio que elijamos, obtendremos una u otra clasificación; por ello es importante que el criterio sea objetivo y discriminatorio. Las clasificaciones, a su vez, deben ser hipótesis que puedan ser probadas, por ejemplo, a través de un detallado estudio fósil, anatómico, etc., y que puedan ser modificadas si es necesario. A lo largo del tiempo han ido variando los criterios elegidos, en función de los conocimientos que sobre los seres vivos se han ido teniendo. Esto ha hecho variar la clasificación de los seres vivos.
1.1 Sistemática, Taxonomía y Nomenclatura
En la actualidad, la sistemática es una ciencia que tiene como finalidad crear sistemas de clasificación, que expresen los distintos grados de semejanza entre los seres vivos, y que reflejen las relaciones evolutivas existentes entre ellos. El resultado de ella es una clasificación natural de los organismos. La sistemática utiliza la taxonomía y la nomenclatura como herramientas para cumplir sus objetivos.
La taxonomía se ocupa de la ordenación de los seres vivos, proporcionando los principios, reglas y procedimientos para realizar su clasificación.
La nomenclatura se encarga de dar nombre a los distintos organismos vivientes.
Cuando se realiza una clasificación, los grupos que se forman reúnen organismos con una gran cantidad de características comunes. Esto es posible, ya que todos los seres vivos están relacionados entre sí, en mayor o menor medida, por vías evolutivas.
1.2 Primeros Intentos de Clasificación
Las primeras clasificaciones que se conocen se hicieron agrupando los diferentes seres vivos en categorías artificiales, según criterios más o menos arbitrarios (comestibles, peligrosos…) establecidos por los naturalistas de la época. Así, Aristóteles clasificó a los seres vivos en dos grandes grupos: el reino vegetal y el reino animal, y creó diferentes categorías internas. Por ejemplo, agrupó a los animales en dos grandes categorías: los animales sin sangre y los animales con sangre, que equivaldrían a los invertebrados y vertebrados, respectivamente. Teofrasto, por su parte, clasificó los vegetales en: árboles, arbustos, subarbustos y hierbas. Aunque Aristóteles no utilizó criterios científicos, su clasificación de los seres vivos estuvo vigente durante mucho tiempo. Los grandes viajes y exploraciones del siglo XVIII aportaron nuevos descubrimientos de animales y vegetales, lo que hizo surgir nuevos sistemas de clasificación basados en la comparación anatómica y fisiológica entre organismos. El comienzo de las clasificaciones modernas se debe al naturalista sueco Carl von Linneo, quien a mediados del siglo XVIII estableció las bases de la actual taxonomía y nomenclatura en su obra Systema Naturae. En esta obra, Linneo proponía un nuevo sistema de clasificación de los animales, las plantas y los minerales. Más tarde, en su obra Species Plantarum estableció el sistema binomial de nomenclatura. Linneo clasificó a los seres vivos ordenándolos en grupos de tamaño creciente, dispuestos de manera jerárquica en niveles, de modo que cada grupo de un nivel determinado abarca uno o varios grupos de nivel inferior. El método ideado por Linneo es utilizado actualmente con algunas modificaciones. Cada uno de los niveles jerárquicos de la clasificación se conoce como categoría taxonómica o rango taxonómico.
1.3 Categorías Taxonómicas
Las categorías taxonómicas más importantes, de menor a mayor, son: la especie, el género, la familia, el orden, la clase, el filum o división y el reino. Las categorías pueden ser divididas designando subcategorías con el prefijo sub-. Excepcionalmente se pueden considerar supercategorías con el prefijo super- (por ejemplo: superorden). Los grupos de organismos, de cualquier nivel, que se forman en una clasificación, se llaman taxones o grupos taxonómicos. Por ejemplo, los mamíferos son un taxón, que corresponde al rango taxonómico de clase. En estas primeras clasificaciones que se hicieron de los seres vivos, la única categoría taxonómica con valor real era la especie, ya que el resto de categorías eran artificiales, establecidas con criterios arbitrarios, basadas en semejanzas superficiales o en el interés que tenían las personas. Hoy día, además de las características anatómicas y funcionales utilizadas en el pasado, se emplean como criterios taxonómicos características bioquímicas, microscópicas, inmunológicas, genéticas y de comportamiento.
2. La Evolución como Fundamento de la Clasificación
La teoría de la evolución trata de dar respuesta a cómo los organismos van cambiando a lo largo del tiempo, y cómo a partir de un antecesor común, aparecen nuevos grupos relacionados con él. Desde este punto de vista, en la actualidad se utiliza el sistema taxonómico de clasificación natural, que trata de agrupar a los organismos empleando dos tipos de criterios que se basan en:
- Los caracteres morfológicos y funcionales.