La contaminación se produce cuando se altera el medio ambiente del estado que tiene habitualmente debido a la presencia de formas de energía o partículas. Los contaminantes naturales son el polvo de los desiertos y los volcanes en erupción. Los contaminantes artificiales físicos son el ruido, la radiación electromagnética y la radioactividad, mientras que los químicos son los gases emitidos por los coches o las fábricas. La lluvia ácida se produce con el óxido de nitrógeno y azufre. En los ecosistemas, los contaminantes destruyen los espacios naturales y, a nivel individual, pueden dañar los pulmones.
El efecto invernadero es cuando la atmósfera retiene parte del calor y lo mantiene adecuado para la vida. Los principales gases que lo producen son el dióxido de carbono (CO2) y el vapor de agua (H2O). La temperatura media de la Tierra es de 15°C. El CO2 se produce principalmente por la quema de carbono y petróleo. La deforestación impide que los árboles eliminen el CO2, lo que ha contribuido al calentamiento global y al cambio climático. Esto afecta a la temperatura de los polos, altera el ciclo hidrológico, favorece el desarrollo de plagas de insectos y provoca la desaparición de ecosistemas.
Los rayos más fuertes, como los rayos X y los rayos gamma, son absorbidos por la mesosfera y la termosfera. Los gases que crean el ozono (O3) son los clorofluorocarbonos (CFC) y el cloro los destruye. La destrucción de la capa de ozono afecta a la piel, al sistema inmunológico y a la vista.