Concepto
El agua, químicamente, es una sustancia compuesta de hidrógeno (H) y oxígeno (O), con la fórmula H₂O. Por ser esencial para la vida humana, es considerada un nutriente y, como tal, la encontramos en la composición de todos los alimentos que consumimos en diferentes proporciones, excepto en el aceite. Como nutriente, no es energizante, es decir, no aporta calorías. Al igual que las vitaminas y las sales minerales, es fundamental para el organismo. En condiciones naturales, el agua no es únicamente H₂O, sino que contiene gases (CO₂), sulfato de calcio, ciertos cloruros, sales de magnesio, hierro, cobre y, en algunos casos, azufre, etc., según los terrenos de donde procede o por donde circula. Puede contener también derivados orgánicos procedentes de las capas biológicas, vegetales o animales, de la tierra. Para consumo urbano, debe ser analizada y es preciso que reúna ciertas condiciones, tanto químicas como bacteriológicas. Según el Código Alimentario Español (CAE), el agua debe ser inodora e insípida. En las aguas sometidas a potabilización, se tolerará un ligero sabor y olor, característicos del potabilizante empleado.
Contenido Corporal
El agua es el principal componente del cuerpo humano, representando entre el 55-60% del peso corporal total. La cantidad de agua en el organismo varía de unos tejidos a otros. Así, la sangre contiene un 83%, el músculo un 70-75%, el esqueleto un 43-60% y el tejido adiposo un 15% aproximadamente.
En el feto, constituye más del 90% del peso corporal. En el recién nacido, un 80%, mientras que en los adultos, un 55-60%, siendo mayor en hombres. Con la edad, el porcentaje disminuye en ambos sexos; se dice que «la vida es un proceso de deshidratación».
Es el medio en el que se realizan todos los fenómenos bioquímicos que nos permiten y aseguran la vida. Por ello, cualquier desequilibrio del mismo puede provocar graves consecuencias para la salud. Sin comer, se puede vivir casi dos meses a base de consumir las reservas de grasa y gracias a una serie de mecanismos de adaptación que se ponen en marcha en caso de ayuno prolongado, pero sin beber, en menos de una semana sobreviene la muerte.
El agua del cuerpo se encuentra distribuida en dos compartimentos:
- Agua intracelular: Es el medio donde se realiza toda la actividad fisiológica celular. Sin agua, las células son incapaces de llevar a cabo las misiones que tienen encomendadas. El agua intracelular representa el 33% del peso corporal del adulto. Los atletas varones y los individuos muy delgados tienen un mayor porcentaje de agua intracelular; en cambio, las mujeres suelen tener una distribución más regular en ambos compartimentos.
- Agua extracelular: Se distribuye formando los diferentes líquidos corporales (sangre, líquido extracelular, linfa, líquido sinovial, jugos digestivos, orina, sacos lacrimales, secreciones respiratorias) y también forma parte de los sólidos extracelulares (dermis, colágeno, tendones, esqueleto). Es el 23% del peso del adulto.
Funciones
- Constituye el medio acuoso de disolución de todos los líquidos corporales, así como secreciones y excreciones, como son sangre, linfa, secreciones digestivas, agua de respiración, heces y orina.
- Contribuye a la regulación de la temperatura corporal mediante la evaporación de agua a través de la piel.
- Todos los órganos la necesitan para su funcionamiento.
- Sirve como medio de transporte, en la sangre, de los productos de desecho que deben ser eliminados por la orina. El mismo volumen hídrico que pasa por el riñón es reutilizado varias veces al día, a excepción de una pequeña cantidad, que es la que se elimina, que disuelve las sustancias a excretar.
- Interviene en múltiples procesos como son la digestión, la absorción, el metabolismo y la excreción.
Necesidades
La cantidad de agua que necesita el organismo está condicionada por la necesidad de que los líquidos corporales tengan el volumen y concentración precisos para asegurar las funciones biológicas.
Es importante subrayar que el sudor puede hacer variar considerablemente las necesidades de agua del organismo. La cantidad de sudor puede oscilar entre medio litro y 5-10 litros al día, según la actividad física y la temperatura ambiente.
Una alimentación especialmente salada puede aumentar las necesidades de agua, y también las aumentan ciertas alteraciones como vómitos, diarreas o infecciones diversas que provoquen una reacción febril.
Las necesidades hídricas varían también en función de la edad: el lactante es muy sensible a la falta de agua y sus necesidades son proporcionalmente de 2 a 3 veces mayores que las del adulto.
Se estima que la ingesta hídrica debe ser paralela a la ingesta energética: a más energía, más agua. Las necesidades mínimas se sitúan en un ml por Kcal alimentaria.
Una de las manifestaciones más importantes de la necesidad de agua en el organismo la constituye la sed, que es una sensación de sequedad en la boca y en la hipofaringe acompañada de deseo de beber.
En diversas enfermedades, cardíacas y renales sobre todo, es preciso el control hídrico, porque cursan con retenciones hídricas.
Fuentes Alimentarias
Los aportes de agua son de diverso origen, siendo los más relevantes:
- Agua de consumo habitual y la que forma parte de las bebidas, del tipo que sean, que ingerimos. El aporte diario es de 1-1,5 litros.
- La que forma parte de la mayoría de los alimentos, salvo el aceite, que se encuentra en cantidades variables, destacando las frutas, las verduras, la leche, las carnes, los pescados y, en menor medida, las legumbres y los frutos secos. El aporte diario es de 1 litro.
- La que se genera en nuestro organismo como resultado de las reacciones metabólicas de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas. La cantidad de esta agua metabólica es de 0,2-0,4 litros diarios.
Pérdidas de Agua
- Pérdidas extrarrenales: Son las producidas por la espiración, transpiración y por las heces. Las eliminaciones por el tubo digestivo suelen ser escasas, salvo que se produzcan diarreas o vómitos que puedan comprometer seriamente el equilibrio hidroelectrolítico. Por estos mecanismos se pierde 1 litro de agua diario.
- Pérdidas renales: El riñón es el principal regulador de la cantidad de líquidos corporales, llevando a cabo un exhaustivo control. Con la orina se liberan, cada día, alrededor de 1,5 litros de agua en los que van disueltos principalmente iones y sustancias de desecho. Dependiendo de las necesidades, el riñón es capaz de secretar mayor o menor cantidad de agua y a mayor o menor concentración.