Regulación de la Aldosterona y el Cortisol
La aldosterona, producida en la zona glomerular de la glándula suprarrenal, se regula principalmente por la angiotensina II, que actúa directamente sobre la glándula, estimulando la producción de aldosterona. A diferencia de la aldosterona, la secreción de cortisol, por parte de las células de la corteza suprarrenal, no está bajo control directo de estímulos externos. Su secreción se controla casi en su totalidad por el eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal.
El hipotálamo libera CRH (hormona liberadora de corticotropina), que actúa sobre la hipófisis anterior (células basófilas), estimulando la liberación de POMC (proopiomelanocortina). La POMC se escinde en varias hormonas, incluyendo la ACTH (adenocorticotropina o corticotropina), α-MSH y opioides endógenos (analgésicos).
La ACTH es la parte de la POMC que actúa sobre las glándulas suprarrenales a través de receptores de membrana. Específicamente, la ACTH estimula la síntesis y secreción de glucocorticoides en la región fasciculada de la corteza suprarrenal. El cortisol, a su vez, ejerce un control de retroalimentación negativa (feedback negativo) tanto sobre la ACTH como sobre la CRH. Sin embargo, este mecanismo de retroalimentación se adapta al grado de estrés del organismo. En situaciones de estrés, la necesidad de cortisol aumenta, y el mecanismo de autorregulación se vuelve menos sensible, permitiendo que los niveles de cortisol se eleven por encima de lo normal y se mantengan elevados durante más tiempo.
Insulina
La insulina se sintetiza en las células β del páncreas. El proceso comienza con la preproinsulina, que pierde 23 aminoácidos para convertirse en proinsulina. Posteriormente, la proinsulina pierde el péptido C (31 aminoácidos), dando lugar a la insulina madura. La insulina se almacena en gránulos dentro de la célula β y se libera en respuesta al aumento de los niveles de glucosa en sangre.
La glucosa entra en las células β a través de los transportadores GLUT 2, que actúan como sensores de la glucosa. La glucosa se metaboliza, produciendo ATP, que cierra los canales de potasio (K+), despolarizando la célula. Esta despolarización abre los canales de calcio dependientes de voltaje, permitiendo la entrada de calcio y la liberación de los gránulos de insulina.
La insulina circula libre en la sangre con una vida media corta (5 minutos). Actúa sobre receptores de membrana tipo tirosin-kinasa, desencadenando una cascada de señalización intracelular. El segundo mensajero involucrado es la fosfolipasa A. Los efectos intracelulares de la insulina incluyen la activación de la glucógeno sintasa y la translocación del transportador GLUT-4 a la superficie celular, facilitando la entrada de glucosa.
Los receptores de insulina se encuentran principalmente en hígado, músculo y tejido adiposo. En hígado y músculo, la glucosa se almacena como glucógeno, mientras que en el tejido adiposo se almacena como ácidos grasos y triglicéridos. La insulina también interviene en el crecimiento, ya que puede interactuar con los receptores de IGF-1.
Acciones de la Insulina
- Tejido adiposo: La glucosa entra a través de GLUT-4 y se convierte en ácidos grasos y triglicéridos. La insulina inhibe la lipasa, impidiendo la hidrólisis de las grasas.
- Hígado: La glucosa entra a través de GLUT-2 y GLUT-4. La insulina activa la glucógeno sintasa e inhibe la lipasa, aumentando el glucógeno y disminuyendo los ácidos grasos libres y los cuerpos cetónicos.
Regulación de la Ingesta
Regulación a Corto Plazo
La regulación a corto plazo del apetito, durante la comida, se controla mediante la distensión del estómago y la presencia de nutrientes. La distensión gástrica desencadena un reflejo vagal que llega al hipotálamo, estimulando la liberación de GLP (péptido similar al glucagón) y CCK (colecistoquinina), hormonas que frenan el apetito. El aumento de glucosa en sangre estimula la liberación de insulina, que también inhibe el apetito. Las proteínas, a través de la CCK, y las grasas, directamente, también contribuyen a la saciedad.
Regulación a Largo Plazo
La regulación a largo plazo del apetito, durante el ayuno, se basa principalmente en la leptina, una hormona producida por el tejido adiposo blanco. La leptina actúa sobre el hipotálamo, regulando la secreción de péptidos que controlan el apetito:
- NPY (neuropéptido Y) y AGOUTI: estimulan el apetito.
- POMC y CART (transcriptor regulado por cocaína y anfetamina): inhiben el apetito. El POMC se escinde en α-MSH, que es el péptido que realmente inhibe el apetito.
La leptina inhibe NPY y AGOUTI, y estimula POMC y CART, reduciendo el apetito. La resistencia a la leptina puede contribuir a la obesidad.
Otras sustancias que intervienen en la regulación del apetito a largo plazo incluyen:
- Insulina: Frena el apetito a largo plazo.
- Catecolaminas: Reducen el apetito en situaciones de estrés.
- Interleukinas: Inhiben el apetito, especialmente en casos de cáncer.
- Serotonina: Disminuye el apetito.