Los Enemigos de la Humanidad
Fiebre, Hambre y Guerra
La ciencia de la microbiología se remonta a los estudios de Louis Pasteur y Robert Koch en el siglo XIX. A partir de sus trabajos, los científicos comenzaron a estudiar la estructura fisiológica de los microorganismos. El descubrimiento del ADN se produjo en 1953, mientras que la penicilina fue descubierta por Alexander Fleming en 1928 y la sulfamida por Gerhard Domagk en 1935.
Características de los Virus
Los virus son microbios con características únicas que los diferencian de otros microorganismos, ya sea por su tamaño, contenido genómico o reproducción. Son los microbios más simples que existen, con una estructura muy básica, ya que no están compuestos por células. Sin embargo, poseen atributos tanto de seres vivos como de materia inerte. Para sobrevivir, un virus necesita una célula huésped; fuera de ella, no puede subsistir. Dentro de la célula huésped, el virus muestra todas las características de los organismos vivos.
Tamaño de los Virus
Los virus son tan pequeños que se estudian con microscopios electrónicos de transmisión. Su diámetro varía de 20 a 300 nanómetros, y su longitud de 20 a 14,000 nanómetros. Un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro. Para ponerlo en perspectiva, el diámetro de un cabello humano es 100 veces mayor que un micrómetro (la milésima parte de un milímetro), y un micrómetro es mil veces mayor que un nanómetro.
Las Bacterias
En general, las bacterias son organismos unicelulares procariotas, lo que significa que están formados por una sola célula sin núcleo. Suelen medir alrededor de un micrómetro, aunque se han encontrado bacterias gigantes de cerca de un milímetro. Existen bacterias con forma de esfera (cocos), curvada o en espiral (espirilos) y de bastoncillo (bacilos), siendo estas últimas las más comunes.
Una forma de clasificar las bacterias es según su nutrición: heterótrofas y autótrofas. Muchas autótrofas fabrican materia orgánica mediante la fotosíntesis, al igual que las plantas. Otras, las quimiosintéticas, obtienen energía de reacciones químicas con sustancias inorgánicas del ambiente. Algunas bacterias necesitan oxígeno para vivir (aeróbicas), mientras que otras, las anaeróbicas, pueden vivir sin oxígeno e incluso morir si se exponen a él. Estas últimas realizan la respiración anaeróbica.
Parásitos
La presencia de parasitosis en un área depende de la existencia del huésped intermediario. Los parásitos se caracterizan por:
- Resistencia: Sus huevos, larvas o quistes se protegen con cubiertas de proteínas.
- Capacidad de producir enfermedad: Algunos parásitos son patógenos por sí mismos, mientras que otros lo son dependiendo de las características del huésped. Esto explica la existencia de portadores sanos y parásitos oportunistas que se manifiestan en pacientes inmunocomprometidos.
El Periodo Prepatogénico
En esta fase, donde aún no se presenta la enfermedad, se estudia la tríada ecológica: el agente (biológico, físico, químico o mecánico), el huésped (persona portadora del agente) y el medio ambiente (lugar, clima, estación que propicia la enfermedad).
El Periodo Patogénico
En este periodo, el agente causal ya ha penetrado en el organismo, dando lugar a las enfermedades transmisibles.
Resultados
Aquí se describen los posibles resultados tras una enfermedad: restablecimiento de la salud, estado crónico, secuelas, incapacidad y muerte.
Huésped
Es la persona que se enferma. En el periodo patogénico se estudian factores como: edad, sexo, ocupación, estado civil, nivel socioeconómico, hábitos, características hereditarias y susceptibilidad.
Medio Ambiente
Propicia el enlace entre el agente y el huésped. Se estudian factores físicos (clima, geografía), socioeconómicos (ingreso, vivienda, promiscuidad, hacinamiento) y biológicos (animales).
Agente
Es la causa de la enfermedad.
Acerca del Sistema Inmunológico
El sistema inmunológico defiende al cuerpo de organismos infecciosos y otros invasores. Mediante la respuesta inmune, ataca a los organismos y sustancias que invaden el cuerpo y causan enfermedades.
Inmunidad No Específica (Innata)
El sistema inmunológico humano tiene dos niveles de inmunidad: específica y no específica. La inmunidad no específica, o innata, protege al cuerpo contra cuerpos extraños percibidos como nocivos. Ataca microbios como virus y bacterias, y organismos más grandes como gusanos. Estos organismos se llaman patógenos cuando causan enfermedades. Las primeras líneas de defensa incluyen barreras exteriores como la piel y las membranas mucosas. Cuando los patógenos penetran estas barreras, algunos glóbulos blancos (fagocitos) los envuelven, absorben y neutralizan.
Inmunidad Específica
La inmunidad específica complementa la función de los fagocitos y otros elementos del sistema inmune innato. Permite una respuesta dirigida contra un patógeno concreto. Dos tipos de glóbulos blancos, los linfocitos (células T y B), son vitales para esta respuesta. Un antígeno es un cuerpo extraño que provoca una respuesta de las células T y B. Las células B pueden madurar y convertirse en células plasmáticas, que producen anticuerpos específicos para un antígeno. Las células T se activan cuando una célula presentadora de antígeno (APC) muestra el antígeno específico.