Teorías de la Evolución: Lamarck y Darwin
El Lamarckismo
Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829), en su obra Filosofía Zoológica (1808), fue el primer científico en proponer una teoría completa de la evolución, conocida como lamarckismo. Según esta teoría, las especies evolucionan debido a su necesidad de adaptarse al medio ambiente. Lamarck estableció dos leyes principales para explicar estas transformaciones:
- La función crea el órgano: Los órganos que se usan frecuentemente se desarrollan, mientras que los que no se usan se atrofian.
- Herencia de caracteres adquiridos: Las modificaciones en los órganos, adquiridas durante la vida de un individuo, se transmiten a sus descendientes.
El concepto clave del lamarckismo es la herencia de caracteres adquiridos. Es decir, los cambios individuales generados por el uso o desuso de los órganos podrían heredarse, dando lugar a nuevas características en las especies.
Aunque errónea en varios aspectos (como la idea de que los caracteres adquiridos se transmiten genéticamente, ilustrado con el ejemplo del cuello de las jirafas), la teoría de Lamarck tuvo importantes aciertos. Destacó la importancia del entorno en la evolución y rechazó el fijismo, desafiando la idea de que las especies son inmutables. También introdujo la idea de conexión entre todas las especies, más allá de clasificaciones artificiales.
Su propuesta enfrentó una fuerte oposición de los científicos fijistas de la época, pero sentó las bases para discusiones posteriores sobre la evolución.
El Darwinismo
La teoría de Charles Darwin (1809-1882), presentada en El Origen de las Especies (1859), revolucionó la biología al explicar la evolución mediante la selección natural. Según Darwin, las especies actuales son el resultado de pequeñas variaciones acumuladas durante numerosas generaciones, todas derivadas de un tronco común ancestral.
El darwinismo se basa en dos principios fundamentales:
- Variabilidad de la descendencia: No todos los descendientes son idénticos; existen pequeñas diferencias individuales, incluso dentro de una misma especie. Estas variaciones son naturales y aleatorias.
- Selección natural: Las variaciones afectan la supervivencia. Los individuos con características más adaptativas tienen mayor probabilidad de sobrevivir y reproducirse, transmitiendo sus rasgos beneficiosos a la descendencia. Por el contrario, los menos adaptados tienen menos éxito reproductivo, lo que lleva a la desaparición gradual de sus características.
Ejemplo: El cuello de las jirafas
Darwin explicó que, dentro de una población de jirafas, algunas nacían con cuellos más largos que otras. Durante períodos de escasez de alimentos, las jirafas con cuellos largos podían acceder a hojas más altas, lo que les daba una ventaja para sobrevivir y reproducirse. Con el tiempo, este rasgo favorable se hizo predominante en la especie debido al proceso de selección natural.
A diferencia del lamarckismo, el darwinismo descarta la idea de que los caracteres adquiridos durante la vida de un individuo (como el esfuerzo de una jirafa para estirar su cuello) puedan heredarse.
Limitaciones del Darwinismo y la Teoría Sintética
Charles Darwin demostró que la evolución se basa en la variabilidad de la descendencia y la selección natural. Aunque identificó que estas variaciones espontáneas son cruciales para la evolución, no comprendía los mecanismos detrás de ellas, ya que la genética aún no se había desarrollado como ciencia. Observó que los criadores de animales podían modificar características mediante selección artificial, demostrando que las diferencias se heredan y acumulan, pudiendo incluso originar nuevas especies.
Limitaciones del Darwinismo
El darwinismo original no aclaraba:
- El mecanismo de la herencia: Cómo los rasgos se transmiten de padres a hijos.
- El origen de la variabilidad: Por qué los descendientes presentan diferencias a pesar de heredar características similares.
Teoría Sintética de la Evolución
Esta teoría combina el darwinismo con los avances en genética, particularmente los estudios de Gregor Mendel y el descubrimiento del ADN. Hoy sabemos que:
- El ADN contiene la información hereditaria y se transmite entre generaciones, explicando el parecido entre progenitores y descendientes.
- La variabilidad surge de las combinaciones genéticas de los progenitores y las mutaciones del ADN, que introducen cambios aleatorios en los genes.
Esta integración permite comprender tanto el proceso evolutivo como los mecanismos moleculares que lo sustentan.
Origen y Evolución de la Especie Humana
Los humanos compartimos con otros seres vivos funciones vitales (nutrición, relación y reproducción) y una estructura biológica basada en células y ADN. Nuestra especie, Homo sapiens, es el resultado de un largo proceso evolutivo que comenzó hace aproximadamente 200,000 años, originándose a partir de otras especies de homínidos.
Hominización y Humanización
Dos procesos clave definen nuestra evolución:
Hominización (cambios biológicos)
- Este proceso abarca las modificaciones anatómicas y fisiológicas de nuestros antepasados, impulsadas por la selección natural.
- Estas transformaciones nos permitieron adaptarnos mejor al entorno, dando lugar a nuevas especies de homínidos hasta llegar al Homo sapiens.
Humanización (cambios psicosociales)
- Implica el desarrollo del lenguaje, la vida en sociedad y la técnica.
- La cultura, capacidad única del ser humano, nos distingue del resto de los animales, al permitirnos usar símbolos y elaborar un pensamiento complejo.
En resumen, la evolución biológica nos proporcionó las bases físicas para existir como especie, mientras que la evolución cultural nos otorgó las herramientas para construir sociedades y desarrollar nuestra inteligencia simbólica y técnica.
Antropogénesis: El Proceso de Hominización
La evolución es un proceso mediante el cual los organismos cambian su forma y estructura interna a lo largo del tiempo, adaptándose al entorno mediante la selección natural y acumulando mutaciones genéticas favorables.
El ser humano, al igual que todos los seres vivos, es producto de este proceso. Pertenecemos al orden de los primates, a la familia de los homínidos, al género Homo y a la especie sapiens.
Condiciones que Impulsaron la Hominización
Hace 22 millones de años, un cambio climático en África oriental redujo las lluvias, transformando los bosques densos en sabanas. Esto obligó a ciertos primates a adaptarse a un nuevo entorno, lo que favoreció mutaciones que resultaron en:
- Cambios anatómicos.
- Adaptaciones bioquímicas.
- Modificaciones en el comportamiento social.
Estos cambios marcaron el inicio de la antropogénesis: el proceso evolutivo que llevó a los homínidos a convertirse en humanos. La interacción constante entre las especies y su medio ambiente promovió la consolidación de características adaptativas esenciales para la supervivencia en la sabana.
En resumen, el paso del homínido al humano fue impulsado por un entorno cambiante que actuó como motor de transformación biológica y social.