Explorando el Cuerpo Humano: Sangre, Vasos, Sistema Nervioso y Órganos Sensoriales

Los Elementos de la Sangre

Glóbulos rojos, eritrocitos o hematíes. Proceden de células que han perdido su núcleo y se han transformado en simples bolsitas de forma bicóncava. Están llenas de una proteína de color rojo, la hemoglobina, cuya función es transportar oxígeno a las células.

Son las células más abundantes de la sangre. En 1 mm3 de sangre hay alrededor de 5 millones, y su vida media es aproximadamente de unos cuatro meses.

Plaquetas o trombocitos. En realidad no son células, sino fragmentos de células y se suelen encontrar formando pequeños grupos. Hay alrededor de 250 000 plaquetas por mm3 de sangre, y su vida media está en torno a una semana. Su función es controlar las hemorragias.

Glóbulos blancos o leucocitos. Hay varios tipos de glóbulos blancos y todos tienen núcleo. Su número es de unos 8000 por mm3 de sangre. Su vida media es de alrededor de un día. Su función es la defensa de nuestro organismo.

Los Vasos Sanguíneos

Los seres humanos, como el resto de vertebrados, tenemos un sistema circulatorio cerrado, lo que significa que la sangre siempre circula por el interior de los vasos sanguíneos. Estos vasos sanguíneos son de tres tipos: arterias, venas y capilares.

  • Las arterias son los conductos que llevan la sangre desde el corazón hacia los órganos. Sus paredes son fuertes, con una potente musculatura, pero a la vez elásticas. Por el interior de las arterias la sangre circula a una elevada presión. Al alejarse del corazón, las arterias se ramifican y se hacen cada vez más finas.

  • Los capilares son vasos de pequeñísimo diámetro, a veces inferior al de un cabello (capillus: cabello). Forman densas redes en el interior de los órganos que conectan las arterias con las venas. La pared de los capilares es extraordinariamente fina y permite los intercambios entre la sangre y las células.

  • Las venas conducen la sangre desde los órganos al corazón. Sus paredes son mucho más finas que las de las arterias. Por su interior, la sangre circula a baja presión. Su vuelta al corazón se produce gracias a la presencia de válvulas, que impiden su retroceso, ya que se aprovecha la contracción muscular para facilitar su avance. Las numerosas y finas venas que recogen la sangre de los órganos desembocan en venas más gruesas a medida que se acercan al corazón.

  • En las nefronas la sangre se filtra y del filtrado se obtiene la orina. El funcionamiento del riñón es el resultado del trabajo realizado por sus nefronas.

Tanto el encéfalo como la médula presentan una estructura interna compuesta por dos zonas bien diferenciadas por su aspecto y su color:

La sustancia gris, integrada por los cuerpos neuronales y dendritas. Son los centros de control, donde se decide el rumbo de los impulsos nerviosos.

La sustancia blanca, formada por los axones, generalmente recubiertos de mielina. Son los nervios de conexión (el “cableado”) entre los centros de control.

Del sistema nervioso central hacia el resto del cuerpo parten nervios que se ramifican, constituyendo el sistema nervioso periférico.

Encéfalo: Cerebro. Es la parte mayor, que incluye:

– Dos hemisferios cerebrales. Su superficie, llamada corteza cerebral, está formada por sustancia gris, constituida por cuerpos neuronales y células gliales. Está replegada superficialmente a través de circunvoluciones y cisuras, o surcos más profundos, que la dividen en lóbulos. La parte interna de los hemisferios está constituida por sustancia blanca, compuesta por axones, que ponen en contacto unas zonas del encéfalo con otras.

– Cuerpo calloso. Está integrado por fibras nerviosas y comunica los dos hemisferios entre sí.

– Sistema límbico. Rodea el cuerpo calloso.

– Tálamo e hipotálamo. Son dos estructuras de la parte interior e inferior del cerebro. Regulan la comunicación entre las diferentes partes del encéfalo y con el sistema hormonal. El hipotálamo, conectado con la hipófisis, actúa también como glándula endocrina y es el que controla en gran medida el sistema hormonal.

Cerebelo. Ubicado debajo y detrás del cerebro, está recubierto parcialmente por él. Presenta pliegues superficiales, al igual que el cerebro. Como los hemisferios cerebrales, contiene una corteza de sustancia gris, con cuerpos neuronales, y un interior de fibras o sustancia blanca.

Tronco del encéfalo. Situado a continuación y debajo del cerebro, tiene continuidad con la médula espinal. Consta de varias partes, entre las que destaca el bulbo raquídeo, o zona por la que el encéfalo se une con la médula espinal. Además, contiene algunos centros de control nervioso.

La diferencia más significativa quizá sea que mientras el sistema nervioso utiliza neuronas, el sistema endocrino funciona a través de estas sustancias químicas llamadas hormonas. Las hormonas no tienen salida hacia el exterior, como puede ocurrir con las respuestas del sistema nervioso.

Receptores Sensoriales

El sistema nervioso posee sensores para detectar los diferentes estímulos, son los receptores y pueden clasificarse por su localización o por la naturaleza de las señales que captan. Según su localización, se dividen en dos tipos:

Externos o exterorreceptores: están en la periferia del cuerpo y responden a estímulos externos. Abarcan la vista, el olfato, el gusto, el oído y el equilibrio, pero también las terminaciones nerviosas de la piel responsables del sentido del tacto.

Internos o interorreceptores: localizados en el interior del organismo, nos informan sobre cambios químicos, de presión, etc. Incluyen los propiorreceptores, ubicados en tendones, zonas articulares y músculos estriados, que informan sobre posición, orientación, movimiento corporal, estiramiento o contracción muscular, etc.

La Piel

La piel consta de los siguientes componentes:

Epidermis. Son varias capas de células o epitelio pluriestratificado. Las células se reproducen constantemente en la parte basal, siendo empujadas hacia fuera. Según ascienden, se van impregnando de queratina y mueren, quedando como escamas que impermeabilizan la piel y se van desprendiendo poco a poco.

Dermis. Capa de tejido conjuntivo que alberga los folículos pilosos que producen los pelos, y las glándulas que liberan grasa (sebáceas) o sudor (sudoríparas). Presenta vasos sanguíneos y pequeños músculos lisos que erizan los pelos (músculos horripiladores), así como las terminaciones sensoriales táctiles.

Hipodermis o tejido subcutáneo. Formado por fibras conjuntivas y tejido adiposo graso. Contiene nervios y vasos sanguíneos. Da movilidad a la piel, almacena grasa y sirve de aislante térmico.

El Olfato

Los receptores olfativos están en la pituitaria amarilla, la parte de la mucosa que recubre la zona alta de las fosas nasales. Ahí hay células sensoriales olfativas, con cilios que generan impulsos nerviosos en respuesta a varios miles de tipos de sustancias químicas volátiles o gaseosas. Estos se dirigen al encéfalo a través del nervio olfativo, un nervio craneal, donde los impulsos se interpretan como olores.

El resto de las fosas nasales están recubiertas por la pituitaria roja, con gran cantidad de vasos sanguíneos que sirven para calentar el aire.

El Gusto

Los receptores del gusto o botones gustativos se encuentran en las papilas de la parte superior de la lengua, aunque también los hay en el paladar y en la faringe. Las papilas detectan sustancias disueltas en agua y tienen diferentes formas: caliciformes, fungiformes o filiformes. Los receptores emiten impulsos nerviosos que van al cerebro, donde se interpretan como la sensación del gusto.

El Sabor de los Alimentos

El sabor es la sensación resultante de la percepción de los alimentos por el olfato y el gusto. La mayor parte del sabor corresponde en realidad al olor, que aumenta al masticar la comida. La apreciación del gusto se suele clasificar en cuatro tipos básicos: ácido, amargo, dulce y salado, aunque hay otros como el sabor sabroso o umami, debido al glutamato de sodio, muy característico de algunas cocinas orientales; o el metálico, graso, etc.

Estructura del Ojo

El globo ocular se halla dividido en dos cavidades:

La cavidad anterior, por delante del cristalino, contiene el humor acuoso, un líquido claro de viscosidad similar al agua. El iris la separa en dos partes. La cavidad posterior ocupa la mayor parte del interior del globo. Está rellena del humor vítreo, gelatinoso.

Está compuesto por tres capas principales: esclerótica, coroides y retina.

Esclerótica. Es de tejido fibroso y protege el globo. La parte anterior es transparente, sobresaliente y abombada, y se denomina córnea. El resto es de color blanco.

Coroides. Tiene vasos sanguíneos y pigmentos. La parte anterior, bajo la córnea, comprende estos elementos: Cuerpo ciliar y ligamentos suspensorios. Sobre ellos se sitúan el músculo ciliar y el iris. Los ligamentos sujetan y estiran el cristalino, la lente de enfoque. Iris. Parte coloreada del ojo. Son fibras musculares lisas en forma radial y circular. Posee un orificio central o pupila.

Retina. Esta capa no existe en la parte anterior del globo. Contiene dos tipos de neuronas fotorreceptoras, los conos, que detectan colores, y los bastones, que permiten la visión con baja luminosidad. Los axones de ambos se dirigen a una zona posterior del globo llamada disco óptico o punto ciego, por donde atraviesan la esclerótica formando el nervio óptico.

Alrededor de los ojos hay estructuras anejas que los protegen: el sistema lacrimal, con glándulas y conductos que mantienen húmeda la córnea; las cejas, los párpados y las pestañas. Los músculos oculares sirven para mover los globos oculares.

Tipos de Músculos

Tenemos tres tipos de músculos según su forma de contraerse y el control del que dependen:

Músculo liso. Tiene una contracción más lenta y duradera, gobernada de manera involuntaria por el sistema nervioso autónomo. Se denomina músculo blanco y “tapiza” todo el tracto gastrointestinal.

Músculo estriado. Se contrae de manera rápida y voluntaria, al estar inervado por el sistema nervioso somático. Se conoce como músculo rojo y es el responsable de los movimientos del cuerpo que podemos decidir.

Músculo cardiaco. Es similar en estructura al estriado, pero carece de control voluntario. Solo existe en el corazón. Tiene un sistema de activación propio que marca el ritmo cardiaco, aunque puede ser alterado por el sistema nervioso autónomo.

Las fibras o células musculares estriadas son alargadas y se agrupan en haces. Su respuesta al impulso nervioso consiste en la contracción, lo que supone el acortamiento y ensanchamiento del músculo.

Los cordones fibrosos que unen músculos a huesos se denominan tendones, y los que unen huesos entre sí, ligamentos.

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