Explorando el Sistema Nervioso y las Defensas del Organismo

Sistema Nervioso

El sistema nervioso ejerce su control a través de impulsos nerviosos, mensajes eléctricos que viajan a través de células especiales: las neuronas. Además, cuenta con sustancias químicas denominadas neurotransmisores, que permiten la transmisión de impulsos entre algunas neuronas. Las respuestas también dependen de las células a las que llegue la información.

El Control Nervioso

La actividad que se desencadena en forma rápida y de corta duración la ejerce el sistema nervioso, ya que los impulsos eléctricos que genera pueden viajar a gran velocidad a través de los nervios. No todas las actividades del cuerpo requieren que pienses en ellas para que ocurran. Hay dos tipos de actividades:

  • Voluntarias: son las que se deciden realizar, por ejemplo, masticar.
  • Involuntarias: ocurren sin necesidad de pensar en ellas, por ejemplo, respirar.

Nuestro cuerpo tiene receptores que le permiten captar estímulos, es decir, información que procede del exterior. El sistema nervioso recibe esa información, la procesa y elabora las respuestas.

Órganos que Constituyen el Sistema Nervioso

Central

Cerebro, tallo encefálico y cerebelo, que en conjunto forman el encéfalo, y la médula espinal.

Periférico

Está constituido por los nervios distribuidos por todo el cuerpo. Por ejemplo:

  • Órgano Receptor: como la piel, encargado de captar estímulos.
  • Órgano Efector: un músculo que pone de manifiesto las respuestas generadas por el sistema nervioso.

Sistema Nervioso

  1. Vía Sensitiva: Receptor – Estímulo
  2. Vía Motora: Efector – Manifestación de las respuestas

Neuronas y Células Gliales

Las células sorprendentes, tanto por su forma como por su función, son las neuronas. Poseen dos tipos de prolongaciones:

  • Dendritas: cortas y numerosas, a través de las cuales los estímulos ingresan en el cuerpo neuronal o soma.
  • Axón: por lo general único, y cuya longitud puede alcanzar hasta un metro, que conduce los impulsos nerviosos hasta otras neuronas.

Existen tres tipos de neuronas:

  • Sensitivas: captan y conducen estímulos.
  • Motoras: elaboran respuestas a los estímulos y las conducen.
  • Interneuronas: conducen impulsos entre las neuronas.

En el tejido nervioso hay otras células, denominadas en conjunto células gliales, que no transmiten mensajes. Algunas se encargan de eliminar las neuronas que mueren permanentemente, otras actúan como puentes entre los vasos sanguíneos y las neuronas; así, toman los nutrientes de la sangre y se los ceden a las neuronas que los necesitan. También hay células gliales que producen una sustancia grasa denominada mielina.

Transmisión del Impulso Nervioso

Los órganos del sistema nervioso están formados por millones de neuronas conectadas a modo de una red que constituye el soporte por el cual circulan los impulsos nerviosos. Esos impulsos se generan por un mecanismo complejo en el que participan dos iones: el sodio y el potasio. La sinapsis permite la interrelación y comunicación entre las neuronas, y esta interrelación puede ser de dos tipos:

  • Sinapsis Eléctricas: el impulso pasa directamente de una neurona a otra.
  • Sinapsis Química: las neuronas no se tocan entre sí, pues existe un espacio entre ellas y, por eso, se dice que tienen una relación de contigüidad y no de continuidad. En la transmisión del impulso nervioso en este tipo de sinapsis participan los neurotransmisores, proteínas producidas en el cuerpo neuronal.

Sistema Nervioso Central

Las actividades que nos brinda el sistema nervioso (respirar, dirigir los alimentos o variar la frecuencia de latidos del corazón) se deben a su gran complejidad, que no radica simplemente en el enorme número de neuronas que lo forman, sino en cómo están organizadas. En los órganos del sistema nervioso central pueden diferenciarse zonas de:

  • Sustancia Gris: donde se concentran los cuerpos neuronales y los axones amielínicos.
  • Sustancia Blanca: donde se concentran los axones cubiertos de mielina.

La sustancia gris forma dos tipos de estructuras:

  • Los Núcleos Nerviosos: en el interior de los órganos del encéfalo y de la médula espinal.
  • La Corteza Cerebral: ubicada en la superficie del cerebro.

Los núcleos nerviosos de la médula espinal controlan algunos movimientos. Estos constituyen respuestas reflejas que son involuntarias y se consideran inconscientes porque no provienen de la corteza cerebral, por ejemplo, golpear la rodilla.

Nuestro cerebro está constituido por dos mitades laterales: hemisferios conectados por un conjunto de axones denominado cuerpo calloso. Cada hemisferio está especializado en ciertas funciones; por ejemplo, mientras el hemisferio izquierdo recibe información y controla la mitad derecha de tu cuerpo, el hemisferio derecho se encarga de la mitad izquierda.

El Sistema Nervioso Periférico

Según la clasificación del sistema nervioso, esos nervios forman parte del sistema nervioso de la vida de relación o somático, o del sistema nervioso autónomo.

La Función de Relación

Nos permite captar información del ambiente a través de los sentidos y responder en forma de movimientos que, con excepción de los reflejos, son voluntarios y conscientes.

El Control Endocrino

Una serie de órganos denominados glándulas endocrinas, ubicadas en diferentes partes del cuerpo, se encargan de producir hormonas. Las hormonas pasan de las glándulas al espacio intercelular y, desde allí, se difunden hacia la sangre para cumplir variadas funciones, desde promover el crecimiento del hueso hasta regular la cantidad de agua.

Características de las Hormonas

  • Algunas son proteínas y otras son esteroides.
  • La mayoría ejerce su acción sobre un órgano diferente de aquel donde se produce.
  • Actúan en concentraciones muy bajas.
  • Aumentan o disminuyen la velocidad de ciertas reacciones químicas que ocurren en la célula.
  • Con el paso del tiempo, desaparecen porque se degradan o porque se eliminan luego de cumplir su función.

Funciones de las Hormonas

Las glándulas endocrinas no tienen una relación estructural entre sí; se encuentran distantes unas de otras. Sin embargo, con excepción de las paratiroides y del páncreas, las demás se hallan conectadas, aún a la distancia, porque dependen de la hipófisis.

Mecanismos de Acción Hormonal

Las células de las glándulas endocrinas pueden producir uno o más tipos de hormonas. Depende de la información almacenada en su material genético. Cada célula fabrica sus hormonas a partir de los nutrientes que proceden de la digestión de los alimentos. Una hormona ejerce su acción sobre una célula cuando se une a los receptores presentes en ella. Si es una proteína, se une a receptores ubicados en la membrana de las células y modifica la actividad celular. Si es esteroide, atraviesa la membrana y entra en la célula; se une a receptores que están en el citoplasma.

Control Neuroendocrino

El terror ante un examen o una llamada que esperas ansioso pueden producirte una descarga de adrenalina. Esta descarga, por parte de las glándulas suprarrenales, no es generada por la acción de una hormona, sino por estímulos externos que fueron captados por el sistema nervioso. El hipotálamo está ubicado en la base del cerebro y cuenta con células neurosecretoras que producen ocho tipos de neurohormonas, seis de las cuales llegan hasta la hipófisis anterior y estimulan la secreción de las hormonas hipofisarias. Las otras dos hormonas llegan a la hipófisis posterior, donde se almacenan.

El Esqueleto Humano y las Cavidades Corporales

Se distinguen tres regiones:

  1. Cabeza: compuesta por cráneo y cara.
  2. Tronco: compuesto por el tórax y el abdomen.
  3. Extremidades: superiores (brazo, codo, antebrazo, muñeca y mano) e inferiores (muslo, rodilla, pierna, tobillo y pie).

Los hombros y las caderas forman las cinturas escapular y pélvica, respectivamente. En el esqueleto podemos distinguir dos partes bien diferenciadas:

  1. El esqueleto axial.
  2. El esqueleto apendicular.

Axial: está integrado por las estructuras próximas al eje longitudinal del cuerpo: la columna vertebral, el tórax y la cabeza ósea.

Apendicular: corresponde a las extremidades y las cinturas, que unen estas al tronco.

En el ser humano, como en otros vertebrados, se distinguen en el interior del cuerpo espacios o cavidades que contienen y protegen los órganos, a la vez que los proveen de líquidos lubricantes que mejoran su funcionamiento.

Los Huesos

El cuerpo humano está formado por aproximadamente 206 huesos. Se clasifican, según su forma, en largos, cortos y planos.

Estructura Ósea

Los huesos están formados por tejido óseo y cartilaginoso, la médula ósea, y una membrana doble que rodea la superficie no cubierta por cartílago, llamada periostio, cuya función es proteger, nutrir e intervenir en el crecimiento del hueso. Entre sus capas hay vasos sanguíneos y linfáticos y nervios, así como células óseas juveniles.

Tejido Óseo

Está constituido por una sustancia intercelular compuesta principalmente por agua, fibras de colágeno y sales minerales. Las sales minerales más abundantes son la hidroxiapatita y el carbonato de calcio. Estas se depositan por cristalización en el entramado formado por las fibras de colágeno durante el proceso de calcificación o mineralización, otorgándole dureza y flexibilidad a los huesos. El tejido óseo forma unidades estructurales delgadas llamadas laminillas, y se clasifica en compacto, haversiano y esponjoso.

  • Compacto: constituye la parte externa de todos los huesos. Las laminillas se superponen de manera regular y forman capas gruesas.
  • Haversiano: se encuentra en las diáfisis de los huesos largos. Las laminillas se disponen en anillos concéntricos alrededor de canales centrales llamados canales de Havers, que se extienden longitudinalmente y se conectan con otros canales que perforan el periostio. Ambos canales son utilizados por los vasos sanguíneos, linfáticos y nervios para extenderse por el hueso.
  • Esponjoso: constituye las epífisis de los huesos largos y el interior de la mayoría de los huesos. Las laminillas están dispuestas de manera irregular, formando unos tabiques llamados trabéculas, que limitan huecos donde se ubica la médula ósea roja.

Células Óseas y Crecimiento de los Huesos

Las células que constituyen el tejido óseo pueden ser:

  • Osteoblastos: se ubican siempre en la superficie del tejido óseo; se encargan de sintetizar y secretar la parte orgánica de la matriz ósea durante su formación.
  • Osteocitos: se ubican en cavidades rodeadas por el material intercelular calcificado.
  • Osteoclastos: células grandes y multinucleadas que pueden encontrarse en depresiones superficiales de la matriz ósea y son responsables de la reabsorción del tejido óseo.

El crecimiento del hueso, tanto en longitud como en grosor, ocurre a medida que un individuo se desarrolla. Los huesos cortos y planos crecen a partir de los osteoblastos del periostio. Los huesos largos de los niños y jóvenes poseen bandas de tejido cartilaginoso que constituyen las placas de crecimiento. Las células cartilaginosas se multiplican y van haciendo crecer el hueso en longitud. Este cartílago se va reemplazando, en su parte inferior, por tejido óseo esponjoso; esto sucede hasta los 20 o 22 años. En cambio, el crecimiento a partir del periostio es permanente: se forman nuevas capas óseas que permiten engrosar los huesos o reparar los daños.

Funciones de los Huesos

  1. Homeostasis: el tejido óseo cede o acumula determinadas sustancias según las necesidades; almacena ciertos minerales necesarios para la contracción muscular y otras funciones. Cuando hace falta, estos minerales son liberados y, posteriormente, distribuidos por la vía sanguínea.
  2. Producción de Células Sanguíneas: en el interior de las cavidades del tejido óseo esponjoso se halla la médula ósea roja, un tipo especial de tejido conectivo que contiene gran cantidad de células madre precursoras de glóbulos rojos, blancos y plaquetas.
  3. Reserva Energética: en el canal medular de los huesos largos se encuentra la médula amarilla (llamada caracu), constituida principalmente por tejido adiposo.

Las Defensas del Organismo

Nuestro cuerpo cuenta con mecanismos de defensa que actúan no solo contra aquellos factores extraños o noxas que provienen del exterior, sino también frente a las alteraciones que se originan dentro del cuerpo, en las propias células. El desarrollo de una enfermedad implica una falla o una insuficiencia en el funcionamiento de algunos de los mecanismos de defensa. Estas defensas se pueden clasificar en dos grupos, según su modo de acción:

  1. Inespecíficas: son barreras y mecanismos que impiden el ingreso de agentes extraños en el organismo. Se denominan inespecíficas porque actúan de igual forma frente a cualquier agente extraño, independientemente de sus características o su procedencia. Incluyen la piel, las mucosas que recubren el interior de algunos órganos y sus secreciones, y el proceso de inflamación.
  2. Específicas: son mecanismos especializados mediante los cuales se reconoce el agente extraño que ingresa en el organismo y se elabora una respuesta para eliminarlo. Esta respuesta es específica para cada agente extraño e involucra la acción del sistema inmunológico; por eso, se denomina respuesta inmune. En esta reacción intervienen los glóbulos blancos y las moléculas que fabrican, como los anticuerpos.

Las Defensas Inespecíficas

La primera línea de defensa con la que se encuentran los agentes extraños está integrada por la piel, que envuelve exteriormente el cuerpo, las mucosas que revisten los conductos internos y sus secreciones. Estas defensas actúan como barrera e impiden la entrada o la diseminación, dentro del cuerpo, de agentes extraños. La superficie externa de la piel (epidermis), si está entera y sana, resulta impenetrable para los agentes externos. Sobre la piel y dentro del intestino habitan bacterias inofensivas que integran la flora bacteriana y que impiden que se instalen microbios que resultan nocivos. En la mucosa respiratoria, los microbios y las partículas extrañas quedan atrapados en el moco y son eliminados por la tos y el estornudo, o tragados y eliminados en el estómago por la acción de los ácidos digestivos.

La Inflamación

Es un proceso que se desencadena cuando ocurre una alteración en los tejidos como consecuencia de un golpe o una herida cortante. Al abrirse la piel, intervienen los fagocitos, un tipo particular de glóbulos blancos que reconocen y eliminan los agentes extraños que podrían haber ingresado. La inflamación es una defensa inespecífica. Si la lesión provoca la ruptura de algún vaso sanguíneo, entonces, paralelamente, comienza la coagulación de la sangre.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *