Factores Bióticos: Relaciones Intraespecíficas e Interespecíficas en los Ecosistemas

Los Factores Bióticos

Los factores bióticos son las relaciones que se producen entre los seres vivos. Varían según los organismos que se relacionen. Se clasifican en:

  • Relaciones intraespecíficas. Son las que se establecen entre individuos de la misma especie.
  • Relaciones interespecíficas. Se establecen entre individuos de distinta especie.

Relaciones Intraespecíficas

Su finalidad es la protección de las crías, la búsqueda de alimento y la defensa. Pueden ser:

  • Familiares. Son las que se originan en un grupo familiar constituido por uno o dos progenitores y la descendencia. Se establecen para alimentar y proteger a los más débiles.
  • Gregarias. Son asociaciones de organismos que se desplazan juntos, como las bandadas de aves o los bancos de peces.
  • Coloniales. Son organismos que viven íntimamente unidos, como los corales o las esponjas.
  • Sociales. En ellas se establece una jerarquía y una distribución de tareas. Son típicas de insectos como las abejas o las avispas.

Relaciones Interespecíficas

Competencia

Esta relación se da cuando dos organismos utilizan el mismo recurso, como la luz, el espacio, la comida o la pareja para reproducirse.

Las plantas compiten por la luz, por el espacio para sus raíces y, a veces, por el agua y los minerales del suelo. Los animales compiten por el alimento y por un espacio para vivir y reproducirse.

Depredación

Es la relación en la que un organismo denominado depredador mata a otro, denominado presa, para poder alimentarse. Entre los animales depredadores están los lobos, los zorros y otros grandes mamíferos, y aves, como las águilas.

El hecho de que unos seres vivos dependan de otros para conseguir alimento hace que en un ecosistema se creen relaciones que se denominan relaciones alimentarias o tróficas.

Simbiosis

– Mutualismo. Es una relación en la que ambas especies se benefician.

Un ejemplo es la asociación de las bacterias fijadoras de nitrógeno, del género Rhizobium, con las plantas leguminosas.

Estas bacterias son capaces de transformar el nitrógeno atmosférico, que se encuentra en los poros del suelo, en compuestos de nitrógeno, que son usados por las plantas leguminosas para fabricar sus proteínas. Las bacterias también se benefician porque obtienen alimentos elaborados por las plantas.

Otro ejemplo son los líquenes, asociaciones de algas verdes unicelulares o de cianobacterias (bacterias fotosintéticas) con hongos. El alga fabrica materia orgánica mediante la fotosíntesis, mientras que el hongo permite la fijación al sustrato.

– Comensalismo. Es una relación en la que una especie se beneficia y la otra ni se beneficia ni es perjudicada, como es el caso del pez payaso y las anémonas.

Estos peces se han adaptado a vivir entre los tentáculos de las anémonas, que segregan sustancias capaces de paralizar a cualquier otro pez. Los peces consiguen protección y restos de comida de la anémona.

– Parasitismo. En esta relación interespecífica, una especie se beneficia y la otra resulta perjudicada. El parásito vive en íntima relación con otro individuo llamado hospedador, que resulta perjudicado. Este tipo de simbiosis está muy extendido en la naturaleza.

Las tenias, los piojos o las garrapatas son ejemplos de parásitos.

El Recorrido de la Materia y la Energía

En un ecosistema, los seres vivos desempeñan distintas funciones en los procesos de elaboración y transferencia de materia y energía. Según esta función, se distinguen varios grupos:

  • Los productores son los seres vivos autótrofos capaces de fabricar materia orgánica a partir de materia inorgánica. Son las plantas, las algas y las cianobacterias.
  • Los seres heterótrofos deben obtener la materia orgánica a partir de la que elaboran los productores. Por ello, se denominan consumidores. Son la mayoría de las bacterias, los protozoos, los animales y los hongos.

Dentro del grupo de los consumidores, algunos se alimentan directamente de productores. Son los consumidores primarios, o herbívoros, como el ciervo, el conejo o la gacela.

Otros se alimentan de estos y se denominan consumidores secundarios, o carnívoros, como el zorro o el tejón.

Los grandes depredadores, como los lobos o las águilas, se denominan consumidores terciarios.

  • Un tercer tipo de seres vivos son los descomponedores, como ciertas bacterias y los hongos, que obtienen alimentos a partir de restos de materia orgánica.

Los descomponedores son fundamentales en un ecosistema, ya que, al descomponer la materia orgánica y transformarla en inorgánica, permiten que esta pueda ser utilizada nuevamente por los productores.

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