La corteza cerebral registra sensaciones e inicia acciones voluntarias.
Áreas sensoriales
Son bilaterales y reciben impulsos de diversos receptores. En ellas se originan las sensaciones para darse cuenta de los cambios en el ambiente.
Área sensitiva general o somestésica
Está tras la Cisura de Rolando. Los impulsos parten de los receptores cutáneos, llegan al tálamo y se proyectan. Los impulsos generados en los músculos son dirigidos preferentemente a áreas adyacentes de la parietal ascendente. La extirpación de esta zona origina pérdida de juicios sensoriales, dificultad para localizar distancias, juzgar pequeños cambios de presión, determinar la forma de los objetos (astereognosia), juzgar textura y reconocer la orientación de partes del cuerpo.
Área auditiva
Está en el borde superior del lóbulo temporal y gran parte de la Cisura de Silvio. Aquí se perciben e interpretan los impulsos auditivos desde el caracol del oído interno. Una lesión destructiva en un solo lado provoca sordera unilateral, pero no total.
Área visual
Está en la región posterior a los lóbulos occipitales. Una lesión en un solo lado provoca ceguera parcial o hemianopsia (se pierde la mitad de la visión en cada ojo).
Área gustativa
Se supone que está en el lóbulo parietal, cerca de la Cisura de Silvio.
Área olfativa
Está cerca del lóbulo temporal.
Áreas motoras
Al ser estimuladas, producen movimientos. Desde las zonas motoras y premotoras sale la mayor parte de las respuestas motoras voluntarias.
Área motora primaria
Está en el lado frontal inmediatamente delante del surco de Rolando. Aquí se encuentran las células piramidales o células de Betz. Esta área inicia y controla los movimientos musculares voluntarios. Está organizada de forma similar al área sensitiva general (lengua, labios, ojos, dedos de la mano).
Área premotora
Está inmediatamente anterior al área motora. Las neuronas de esta área son el punto inicial del haz extrapiramidal. Al estimular esta área, se pueden provocar casi las mismas contracciones que al estimular el área motora, pero la intensidad del estímulo debe ser mucho menor. La extirpación de pequeñas porciones causa trastornos o pérdida de la coordinación de movimientos finos. Las lesiones aquí pueden causar incapacidad para andar, pero no parálisis.
Áreas de asociación
Están cerca de las áreas sensoriales, en la región de los lóbulos frontales. Su función principal es seleccionar, integrar y almacenar información sensorial antes de enviarla a las áreas motoras. Ocupan la mayor parte de la corteza cerebral y están asociadas a núcleos talámicos.
Áreas de asociación sensorial
Difunden impulsos a zonas vecinas. Las lesiones aquí no impiden sentir, pero provocan disminución de la capacidad de analizar características de estímulos sensoriales. La sordera y la ceguera verbal son formas de afasia sensorial, que es la incapacidad de comprender el lenguaje hablado o escrito.
Áreas corticales del lenguaje
Se encargan del uso y comprensión de expresiones simbólicas de ideas.
Área de Broca
Está en la tercera circunvolución frontal izquierda en diestros (hemisferio izquierdo) y en la mayoría de las zurdas. Se encuentra delante de la zona motora que controla los músculos de la articulación de la voz. Su destrucción provoca afasia motora (parálisis de los músculos del habla). Por lo general, con la afasia se presenta agrafia (no se puede expresar por escrito).
Área prefrontal
Su deterioro varía y parece incorporarse al desarrollo emocional y la expresión de cada persona.
Área de asociación en el lóbulo temporal
Es importante para interpretar experiencias sensoriales visuales, auditivas o somáticas. Es vital para la adquisición de la integridad de conductas dirigidas por la visión. Su estimulación en ciertos pacientes epilépticos les evoca imágenes visuales o alucinaciones auditivas. Su lesión no afecta la audición ni el reconocimiento de palabras, pero no permite ordenarlas en pensamientos coherentes. Puede leer palabras, pero no puede reconocer su pensamiento expresado.
Núcleos de la base
Son masas grises ubicadas en la corteza cerebral y el mesencéfalo. Están asociados a la corteza del cerebro y del cerebelo, al tálamo, a centros motores del tronco encefálico y a motoneuronas del asta interior de la médula espinal. Intervienen en el control de la postura del cuerpo y la coordinación de movimientos. Su afectación se traduce en movimientos anormales involuntarios.
Sistema nervioso periférico (SNP)
Incluye todas las estructuras nerviosas ubicadas fuera del sistema nervioso central (SNC), como ganglios, plexos y nervios. Su función es traducir y ejecutar respuestas que nacen del SNC a nivel de efectores.
Sistema nervioso somático
Regula respuestas voluntarias, conduce impulsos desde los receptores al SNC y de este a los músculos.
Sistema nervioso autónomo
Regula respuestas involuntarias de los órganos internos. Sus fibras eferentes, mayormente motoras, se distribuyen por los músculos lisos, cardíacos y los órganos secretores. Se subdivide en:
Simpático
Está compuesto por los tubos laterovertebrales a ambos lados de la columna vertebral. Conecta con los nervios espinales mediante los ramos comunicantes. Cumple funciones como dilatar las pupilas, aumentar los latidos del corazón, dilatar los bronquios para aumentar el oxígeno, disminuir las contracciones estomacales, estimular las glándulas suprarrenales, aumentar la presión arterial, aumentar la glicemia y aumentar el volumen sanguíneo por contracciones del bazo.
Parasimpático
Es el que controla las funciones y actos involuntarios. Los nervios que lo integran nacen del encéfalo, formando parte de los nervios craneales (motor ocular común, facial, glosofaríngeo y vago). Se encarga de la producción y reestablecimiento de la energía corporal. El neurotransmisor de este sistema es la acetilcolina. Los centros nerviosos que dan origen a las fibras preganglionares están localizados en el encéfalo y el plexo sacro en la médula espinal. Su principal función es provocar o mantener un estado corporal de descanso o funciones importantes como la digestión o el acto sexual. También disminuye el ritmo cardíaco, almacena glucógeno en el hígado, aumenta el tono y la movilidad intestinal, y produce constricción de los bronquios y constricción pupilar.