Inmunidad celular

TIPOS DE INMUNIDAD: CONGÉNITA Y ADQUIRIDA. NATURAL Y ARTIFICIAL. ACTIVA Y PASIVA


Se entiende por inmunidad la resistencia a una determinada infección


Dependiendo de la forma en que el organismo alcanza ese estado, se puede diferenciar los distintos tipos de inmunidad.

A.- INMUNIDAD CONGÉNITA Y ADQUIRIDA (ADAPTATIVA)


Congénita


Cuando está presente en el organismo desde el momento del nacimiento y es llevada a cabo por moléculas y mecanismos que no necesitan activación puesto que están ya activados. Este tipo de inmunidad no se incrementa ante la exposición al antígeno.

Dentro de la inmunidad congénita se incluye:

  • La inmunidad propia de la especie, pues diferentes especies no se ven afectadas frente al mismo patógeno. Por ejemplo, al hombre no le afecta la peste porcina. Parece que este tipo de inmunidad está relacionada con la capacidad del invasor para fijarse al huésped.

  • Las barreras naturales.

  • Los anticuerpo que pasan de la madre al feto, aunque este tipo de inmunidad es pasajera.

También, de forma genérica, se puede incluir el resto de los mecanismo inespecíficos: células fagocíticas, sistema complemento…

Adquirida o adaptativa


Se desarrolla a partir de la presencia del agente patógeno, el cual actúa como activador de la respuesta inmunitaria. Incluye los mecanismo propios de la respuesta específica.

B.- ADQUISICIÓN DE LA INMUNIDAD. INMUNIDA NATURAL Y ARTIFICIAL. ACTIVA Y PASIVA


Un organismo puede adquirir inmunidad de forma natural o artificial, eso es, por un proceso biológico natural o por uno en que la intervención humana lo provoca. Así mismo, en ambos casos, se puede hablar de inmunidad activa o pasiva, dependiendo de que el sistema inmune sea activado o no. Así pues, podemos hablar de cuatro vías para ser inmune ante ciertos agentes:

  1. Inmunidad natural activa

Cuando nuestro sistema inmune es activado tras el encuentro de forma natural con los antígenos del agente infeccioso. La inmunidad se alcanza por los mecanismos que hemos estudiado en la respuesta específica.

  1. Inmunda natural pasiva

La inmunidad se consigue por mecanismos previstos en la naturaleza para que así ocurra, pero sin intervención del sistema inmune del propio organismo. Las formas habituales son la lactancia y la transmisión inmunoglobulinas de la madre al hijo por vía placentaria. La inmunidad adquirida de esta manera es temporal y los anticuerpos se degradan en un periodo más o menos largo.


  1. Inmunidad artificial activa. Vacunas (vacunoterapia)


La vacuna es un método preventivo (antes de padecer la enfermedad)
Por el que el sistema inmunitario desarrolla activamente la memoria tras la administración de un preparado antigénico.

El inicio de la vacunación activa científica se debe al médico inglés Jenner, que en 1798 publicó el método de inmunización artificial contra la viruela, al que llamó vacunación debido al animal que padecía la misma enfermedad, aunque de manera benigna, la vaca. Jenner utilizó el virus de la viruela bovina (que es la versión atenuada del virus de la viruela humano) para inocularlos en humanos. Creó así la primera vacuna.

En 1977 se detectó en Somalía el último caso de viruela, por lo que se considera actualmente una enfermedad erradicad, siendo la única enfermedad que ha desaparecido gracias a la medicina. Todavía no se han descubierto vacunas eficaces frente a determinadas infecciones víricas (gripe, SIDA) porque en estos casos el virus muta fácilmente, modificando, por tanto, los determinantes antigénicos.

En la actualidad se conocen tres tipos de vacunas, que se ingieren o inyectan en pequñas dosis:

  1. Formas no peligrosas o atenuadas (avirulentas) del microorganismo patógeno


La atenuación fue descubierta por Pasteur, que cultivó en el laboratorio cepas de la bacteria que produce la peste aviar, hasta que, de forma natural y tras múltiple divisiones celulares, se transformaron mediante mutaciones en cepas no virulentas,

Ejemplos de vacunas de este tipo frente a enfermedades víricas: sarampión, polio, paperas o rubeola. Frente a bacterias: tuberculosis.

  1. Microorganismos muertos por el calor o por sustancias químicas pero que conservan capacidad antigénica en sus cubiertas. Ejemplos frente a enfermedades víricas: gripe tipo A o rabia. Enfermedades bacterianas: cólera, fiebre tifoidea o tos ferina.

  2. Antígenos purificados

En ocasiones, simplemente una proteína de la cubierta vírica es capaz de provocar una respuesta inmunitaria. Por ingeniería genética se ha obtenido la vacuna antihepatitis B.

Todas estas vacunas son profilácticas , es decir, deben administrarse antes de haberse producido la infección.

  1. Inmunidad artificial pasiva (sueroterapia)


Consiste en conferir protección frente a enfermedades inyectando preparados con anticuerpos específicos para los antígenos del patógeno.

Desde el punto de vista terapéutico tiene efecto a las pocas horas de su aplicación a diferencia de las vacunas, que requieren varias hora para producir resistencia. Sin embargo, la resistencia que otorga la inmunidad pasiva no dura más allá de unos pocos meses. En un principio se utilizaron sueros de animales domésticos aunque producían reacciones alérgicas. Fueron sustituidos por anticuerpos humanos producidos en personas que habían padecido la enfermedad. Actualmente, la mayoría de los anticuerpos se obtienen industrialmente mediante procesos biotecnológicos, lo que permite su fabricación a gran escala.

ALTERACIONES DEL SISTEMA INMUNITARIOS: HIPERSENSIBILIDAD, ENFERMEDADES AUTOINMUNES. INMUNODEFICIENIAS


HIPERSENSIBILIDAD. ALERGIAS

La hipersensibilidad o alergia es una respuesta exagerada del sistema inmune ante sustancias que normalmente son inofensivas para la mayoría de la gente como el polvo, el polen, el pelo de animales domésticos, etc. En general, estos antígenos son conocidos como alérgenos, siendo este tipo de alteraciones del sistema inmunitario cada vez más frecuentes.

El proceso de hipersensibilidad implica una primera exposición al alérgeno, lo que estimula una respuesta inmune tipo primaria en el organismo, pudiendo decir entonces que dicho individuo se ha convertido en alérgico, ya que ha desarrollado memoria inmunológica frente a ese alérgeno. Un segundo contacto con el mismo desencadenará una reacción de hipersensibilidad inmunitaria de mayor calibre y cuyo peligro reside en la intensidad de la misma.

En el primer contacto con el alérgeno se produce IgE que se fija a receptores específicos de la membrana de los mastocitos (células grandes de los tejidos que rodean a los vasos sanguíneos), quedando sensibilizados frente a una segundo exposición. Cuando ésta tiene lugar, la uníón de los alérgenos las IgE provoca en las mencionadas células la secreción de histamina, sustancia responsable de la reacción alérgica.

La reacción alérgica presenta una sintomatología carácterística. En su versión más suave implica alteraciones de tipo eminentemente epitelial, tales como aumento de la secreción mucosa, hormigueos, urticarias, molestias intestinales o diarreas ( en caso de alergias alimentarias). En casos más graves se habla de choque analifáctico, con síntomas más graves como fuerte caída de la presión arterial, complicaciones respiratorias e insuficiencias cardíacas que pueden producir la muerte del individuo. Ejemplos de choques anafilácticos de este tipo suelen acompañar a la alergia frente a la penicilina o la reacción al veneno de ciertos insectos.

AUTOINMUNIDAD

En ocasiones puede fallar el reconocimiento de lo propio frente a lo ajeno por el sistema inmune, reaccionando los mecanismos de defensa frente al propio organismo que los ha producido; el resultado son las enfermedades autoinmunes. Debido a factores genéticos o ambientales los linfocitos reacciona frente a los autoantígenos, atacando y destruyendo a las propias células del organismo.

Algunos ejemplos de enfermedades autoinmunes son:

-anemia hemolítica

Los anticuerpos atacan y destruyen los eritrocitos.

Diabetes mellitus tipo I:

los linfocitos T atacan a las células pancreáticas productoras de insulina

-artritis reumatoide

Se destruyen los recubrimientos de las articulaciones

Lupus eritematoso sistémico

Lesiones generalizadas en el sistema circulatorio, riñones y órganos internos.

Esclerosis múltiple

Los linfocitos T atacan las vainas de mielina de las fibras nerviosas de la médula espinal y cerebro.

INMUNODEFICIENIAS

Se entiende por inmunodeficiencia un fallo en algún componente del sistema inmunitario que le impide su funcionamiento normal. Esta situación se caracteriza por el desarrollo de infecciones graves y recurrentes en los enfermos que las presentan.

Las inmunodeficiencias conducen a que las personas que las padecen sean extremadamente sensibles a las infecciones microbianas y caigan enfermas del síndrome de inmunodeficiencia. Estos síndromes pueden ser congénitos o primarios , si se nace con ellos, o bien adquiridos, cuando se desarrollan a lo largo de la vida del enfermo.

Inmunodeficiencias congénitas

Tienen un origen genético y son hereditarias. Se manifiestan como una serie de enfermedades infecciosas graves de tipo repetitivo, que aparecen en el recién nacido o a los pocos meses de edad. Pueden deberse a fallos en los linfocitos B, que no son capaces de fabricar anticuerpos, o de los linfocitos T o macrófagos, que no realizan bien sus funciones.

Inmunidefiencias debidas a los linfocitos B. Son las más leves. No suelen manifestarse hasta los seis meses de edad, momento en que se han perdido los anticuerpos recibidos de la madre durante el embarazo a través de la placenta.

Inmunidefiencias debidas a los linfocitos T


Son las más graves, y se manifiestan desde el nacimiento con infecciones causadas por virus, hongos, protozoos o bacterias intracelulares.

Son muy frecuentes los trastornos debidos a la alteración en ambos tipos de linfocitos; se denominan Inmunodeficiencias combinadas, en las que se ven afectadas tanto la inmunidad celular como la humoral.

El tratamiento varía según el tipo de inmunodeficiencia, va desde la terapia con agentes antimicrobianos específicos (antibióticos, antimicóticos), la inyección periódicas de gammaglobulinas (IgG), el aislamiento del paciente en habitaciones estériles (“niños burbuja”) o el trasplante de médula ósea.

Inmunodeficiencias adquiridas

Se adquieren con posterioridad al nacimiento de la persona. Pueden ser inducidas por alteraciones celulares, como ciertos cánceres, o bien debido a la acción de agentes infecciosos.
Mención especial merece el SIDA como ejemplo de inmunodeficiencias adquirida producida por un agente biológico, el VIH.

SIDA (síndrome de Inmunodeficiencias adquirida)

El SIDA es producido por el VIH. Este virus pertenece a la familia de los retrovirus, posee una envuelta externa de naturaleza lipídica que envuelve a la cápsida donde se alojan el ARN bicatenario y la transcriptasa inversa, enzima que es capaz de producir el ADN utilizando como patrón el ARN viral.

Desarrollo de la enfermedad:


  1. Periodo ventana: penetración del virus en el organismo, que se suele presentar como un cuadro gripal tras el cual, el enfermo, que tiene poder infectante, no presenta síntoma alguno. Puede durar hasta tres meses, en este periodo hay gran cantidad de virus en la sangre que son destruidos por el sistema inmune, pero algunos permaneces como parásitos intracelulares de las células de ciertos órganos, principalmente los ganglios linfáticos.

  2. Seropositividad: se detectan en suero anticuerpos frente al virus (Ciclo lisogénico). Constituye un periodo de latencia, que es asintomático. Su duración es variable.

En este periodo el nivel de linfocitos T sigue disminuyendo, ya que siempre hay virus activos, por lo que el sistema inmunitario se va deteriorando progresivamente hasta que se alcanza la inmunosupresión (el sistema inmune casi no existe) y se desarrolla clínicamente el SIDA

  1. Periodo sintomático tardío. El paciente sufre cada vez más ataque de infecciones que no pude combatir, aunque sean leves (enfermedades oportunistas) que puede causar la muerte. También se pueden desarrollar tumores (sarcoma de Kaposi y linfomas)

LOS TRASPLANTES Y EL SISTEMA INMUNE

Un trasplante es la extirpación total o parcial de un tejido u órgano de un individuo (el donante) y su implantación en el cuerpo del mismo o distinto organismo. Existen cuatro tipos de trasplantes (autotrasplante, isotrasplante, alotrasplante y xenotrasplante). En los dos primero casos el tejido se implanta y es aceptado pero en los dos últimos lo normal es que se den problemas de rechazo.

El origen del rechazo es el siguiente: todas nuestras células presentan en su superficie los denominados antígenos de histoincompatilibilidad (HLA), específicos de cada individuo. Las células de una misma persona o de gemelos univitelinos tienen los mismos antígenos y, por tanto, son incompatibles. Cuando se toman órganos o tejido de un donante y se trasplantan a otra persona hay cierto número de antígenos que son distintos. En este caso, el sistema inmunitario del receptor considera que el trasplante es extraño y reaccionan contra él, siendo eliminado por los linfoctos T en cuestión de días: es lo que se conoce como rechazo.

Excepto en los casos de gemelos idénticos, es imposible encontrar compatibilidades totales, por lo que, para impedir el rechazo, se debe someter al receptor a un tratamiento inmunosupresor a base de medicamentos o rayos X para eliminar los linfocitos T. Estos métodos tienen muchas contraindicaciones, ya que, al no ser selectivos, eliminan todo tipo de linfocitos, por lo que el paciente puede ser atacado por multitud de microbios contra lo que no va a reaccionar su sistema inmunitario; tampoco es raro la proliferación de cánceres en estos enfermos trasplantados.

No todos los tejido presentan las mismas posibilidades de rechazo; así existen determinados órganos en que los trasplantes son aceptados con facilidad, como es el caso de la córnea, que al presentar pocos vasos sanguíneos no es muy accesible al ataque de los linfocitos.

Actualmente se realizan con éxito multitud de trasplantes. Entre los que destacan los de piel, córnea, riñón, corazón, páncreas, médula ósea e hígado. Las trasfusiones sanguíneas también pueden considerarse un trasplante, ya que los eritrocitos también presentan antígenos de Histoincompatibilidad , aunque con carácterísticas diferentes al resto de las células (sistema A, B, 0; Rh)


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