La ecología: Estudio de la relación entre los seres vivos y su entorno
La ecología es la ciencia que se encarga de estudiar la relación que existe entre los seres vivos y su medio ambiente. Esta relación de organismos vivos y entorno permite una dinámica importante para el flujo de energía dentro de los ecosistemas y promueve relaciones entre organismos vivos generando beneficios que contribuyen al desarrollo de todos los componentes de un determinado entorno vital.
Niveles de organización ecológica
Son los mecanismos de interrelación que tienen los seres vivos con su entorno, que según la superficie territorial presenta niveles cada vez más grandes. Estos niveles son:
- Individuos: cada uno de los organismos que habitan en un entorno, por ejemplo: un cóndor, un oso.
- Especie: agrupación de individuos que comparten las mismas características biológicas, anatómicas y que están organizados de forma conjunta, por ejemplo: las ovejas, los peces.
- Poblaciones: espacios territoriales donde habita una determinada especie en un mismo momento, por ejemplo: una manada de lobos, una bandada de aves.
- Comunidades: conjunto de poblaciones de diferentes especies de seres vivos que interactúan entre sí en un espacio de territorio mayor, por ejemplo: los bosques, las selvas.
- Ecosistemas: espacio territorial donde los seres vivos de diversas especies poblaciones (componentes bióticos) interactúan con los factores ambientales del entorno (componentes abióticos), por ejemplo, el altiplano, los Yungas.
- Biomas: conjunto de ecosistemas que comparten las mismas características, por ejemplo: las tundras, las taigas, biomas acuáticos.
- Biósfera: conjunto de todos los seres vivos que habitan toda la superficie del planeta Tierra. Es la organización ecológica más grande de todas.
Dinámica de los ecosistemas: flujo de energía de un ecosistema
Una de las dinámicas más importantes dentro de un ecosistema es el flujo de energía, pues los componentes bióticos, para poder existir, toman sustancias y elementos de los componentes abióticos, para producir energía y posteriormente transmitir dicha energía por medios alimentarios a los diferentes organismos que forman parte de un determinado ecosistema.
La producción
Este primer momento está relacionado con la actividad que realizan los organismos autótrofos, en su mayoría conformado por los vegetales, que tienen la capacidad de sintetizar sustancias orgánicas a partir de componentes inorgánicos del ambiente. Uno de esos mecanismos esenciales para la vida es la fotosíntesis, donde los vegetales captan agua (H2O) y dióxido de Carbono (CO2) del ambiente y con ayuda de la energía solar, que activa la clorofila de estos organismos, se sintetizan sustancias como la glucosa (C6H12O6) y luego se desprende Oxígeno (O2) para el entorno; esta glucosa es la que se almacena en raíces, frutos y semillas de la planta y se convierte en nutriente para que los organismos herbívoros puedan consumirlo y asimilarlo para su nutrición.
El consumo
Es el segundo proceso que permite que los nutrientes generados en los vegetales puedan pasar a otros organismos como los animales, mediante la alimentación. La cadena inicia con los herbívoros, llamados consumidores primarios, quienes captan los nutrientes directamente de las plantas. Luego están los consumidores secundarios, que son animales herbívoros y carnívoros, que se alimentan de los anteriores. Posteriormente están los consumidores terciarios, que son los organismos omnívoros, que consumen todo tipo de alimento de origen animal y vegetal.
La desintegración
Es la etapa donde actúan organismos saprófitos o descomponedores, es decir, organismos que se alimentan de materia en descomposición. Esto sucede cuando los animales y vegetales mueren y se van desintegrando. La materia y energía captada en la etapa vital de animales y vegetales pasa a estos organismos, quienes descomponen estas sustancias a componentes más sencillos, que son devueltos al medio ambiente para su reincorporación y reutilización.
Transformación
Es el último proceso que es realizado por descomponedores y microorganismos, donde se obtienen minerales como fósforo, nitrógeno, calcio y otros, de las sustancias orgánicas. Estas serán devueltas al suelo para que sean aprovechadas por las plantas y así reiniciar el flujo de nutrientes y energía.
Ecología de poblaciones
Cuando hablamos de las poblaciones ecológicas, estas también presentan dinámicas que regulan esencialmente la cantidad de individuos en el interior de las poblaciones. Estas dinámicas están relacionadas con la densidad de los individuos marcadas por sucesos como los nacimientos o inmigraciones que incrementan el número de individuos de una población. Por otra parte, están los decesos y migraciones, que disminuyen la cantidad de individuos. Existe una fórmula que regula esta situación. Esto nos da a entender que una población crece cuando hay mayor cantidad de nacimientos o inmigraciones, y decrece cuando hay más decesos o migraciones. Cuando esto sucede, las poblaciones llegan a un punto máximo de crecimiento, que se denomina potencial biótico, ya que el entorno y sus recursos son limitados y evitarán que siga creciendo de forma constante. Esto se debe a que los recursos se terminan, no hay alimento y el espacio de vida se va reduciendo, lo que hace que individuos de la población mueran o busquen otros espacios de vida, deteniendo el crecimiento poblacional. Como consecuencia de las dinámicas anteriores surge la capacidad de carga, que es el equilibrio que se da entre el hábitat y sus recursos, frente a la cantidad de seres vivos que puede soportar un determinado ecosistema. Esto será de vital importancia para la sostenibilidad de vida de los seres vivos que la habitan.
Ecología de comunidades
Se refiere a los comportamientos e interacciones que tienen las poblaciones que coexisten en una comunidad y están relacionadas por los nichos ecológicos. Un nicho ecológico es el conjunto de actividades, estrategias y comportamientos que realiza un organismo para su supervivencia, como cazar, alimentarse, protegerse y competir con otras poblaciones con las cuales comparte el mismo espacio territorial y así evitar la desaparición o mortalidad de su población.
Entre las interacciones positivas están el mutualismo y el comensalismo, donde las especies en relación se benefician y no existe perjuicio. Las interacciones negativas son la depredación, el parasitismo y la competencia, donde una de las especies se beneficia mientras que la otra sufre perjuicio o se convierte en presa de los otros.
Ecología del paisaje
Este concepto se define como el estudio de las variaciones, cambios o transformaciones que sufren los paisajes desde una visión espacial, provocados por el impacto de las acciones de los seres vivos y por los componentes del entorno que los conforman. Estos estudios sirven para observar el impacto ambiental provocado, principalmente, por el crecimiento de las ciudades construidas por el ser humano, así como el impacto de sus actividades de tipo ganadero y agropecuario que han modificado y alterado paisajes ecológicos naturales en muchos lugares del mundo, provocando pérdida de territorio natural y, por ende, pérdida de biodiversidad. Muchas especies, debido a la acción del hombre, han perdido su nicho ecológico y deben migrar a otros espacios, lo que genera problemas y alteraciones en los ecosistemas. Por lo tanto, estas observaciones territoriales permitirán al ser humano realizar una mejor planificación en cuanto a su desarrollo poblacional y buscar alternativas a sus actividades que requieren mayor cantidad de espacio, como los campos de cultivo, que cada vez son más grandes y se necesitan en mayor cantidad. Esto permitirá que exista una mejor integración de las actividades humanas en el entorno natural y que disminuya su impacto, haciendo una vida sostenible y en armonía con la naturaleza.