Marcadores Serológicos en la Hepatitis B
Antígenos virales
El antígeno de superficie (HBsAg) es el marcador de laboratorio más importante en el diagnóstico de la hepatitis B, tanto aguda como crónica; es un marcador indirecto de infección y, en combinación con otros marcadores, permite determinar si el paciente cursa con una infección aguda, crónica, resuelta o ha sido satisfactoriamente vacunado o tratado.
El HBsAg es el primer marcador serológico que aparece después de la infección, y su persistencia por más de 6 meses indica una hepatitis B crónica.
La presencia de antígeno «e» (HBeAg) indica replicación activa del virus. Su ausencia no descarta la presencia del virus, ya que pueden encontrarse formas de hepatitis B crónica HBeAg-negativo (mutantes del core-precore). Los pacientes que son seropositivos para antígeno «e» generalmente tienen replicación viral activa con riesgo elevado de enfermedad hepática. Se ha postulado que una de las funciones del antígeno «e» es inducir inmunotolerancia, particularmente en útero, ya que el antígeno puede atravesar la placenta.
La seroconversión del antígeno «e» ha sido considerada como el punto principal en la evaluación de la respuesta al tratamiento de pacientes antígeno «e» positivos y ha mostrado asociación con un menor riesgo de progresión de la enfermedad, aunque no protege del desarrollo posterior de hepatocarcinoma.
Anticuerpos virales
Algunas personas pueden aparecer positivas para el anticuerpo contra el core como hallazgo aislado, y puede ocurrir en una variedad de casos:
- Indicador de infección crónica por el virus B: en estas personas, el antígeno de superficie ha disminuido a valores indetectables, pero el DNA persiste detectable. Esta situación no es rara en personas de áreas de alta prevalencia de infección por virus B, pacientes con virus de inmunodeficiencia humana o infección por virus C.
- Marcador de inmunidad posterior a la recuperación de una infección previa.
- Falso positivo en personas de baja prevalencia sin factores de riesgo para el virus B. Estos individuos responden a la vacuna de forma similar a personas sin marcadores serológicos para el virus B.
Durante la infección, los antígenos virales están expuestos al sistema inmune, el cual responde produciendo su respectivo anticuerpo (anti-HBs, anti-HBc y anti-HBe).
El anticuerpo contra HBsAg (anti-HBs) indica que el paciente se ha recuperado de la infección o inmunidad al virus; también es detectable después de la inmunidad que entrega la vacunación.
La presencia de anticuerpo contra el antígeno «e» (anti-HBe) indica seroconversión de antígeno «e» positivo a negativo. Esta seroconversión (pérdida del antígeno «e» para la detección del anticuerpo) es el punto principal en el tratamiento para el grupo de pacientes HBeAg-positivos y se ha visto asociado a menor riesgo de progresión de la enfermedad.
Infección Aguda por Hepatitis B
La mayoría de los adultos infectados con el virus tienen un curso asintomático, y únicamente el 20 al 35% tienen síntomas como fiebre, fatiga, anorexia y náuseas, antes de la aparición de ictericia. Más del 95% de los pacientes tienen enfermedad autolimitada que los lleva a una inmunidad durante toda su vida. Un pequeño subgrupo puede desarrollar hepatitis fulminante asociada a una alta mortalidad.
El antígeno de superficie aparece temprano y se detecta 6 a 10 semanas después de la exposición, y está presente antes de la aparición de los síntomas. El antígeno «e» aparece posterior al antígeno superficie y es útil como marcador de replicación. Cuando los antígenos aparecen en sangre, las aminotransferasas usualmente se elevan.
El período de incubación y el desarrollo de síntomas dependen de algunos factores, como son la edad, modo de transmisión, tamaño de inóculo, y se establece que es de 2 a 4 meses.
El primer anticuerpo que se eleva es dirigido contra el antígeno core y se denomina anticore IgM; este, en combinación con el antígeno en superficie, es el mejor indicador de infección aguda.
En la fase sintomática, el anticuerpo IgM tiene un pico y declina entre 3 y 12 meses después de la exposición. Esta disminución del anticore IgM se complementa con la producción y el aumento progresivo del anticore IgG, que puede permanecer detectable durante toda la vida.
El anticuerpo contra el antígeno «e» (anti-HBe) está asociado con un rápido aclaramiento del antígeno «e», y la seroconversión coincide con un dramático aumento de aminotransferasas, probablemente porque los anticuerpos causan una lisis de células infectadas.