Que tipo de inmunidad proporcionan las vacunas

7. Tipos de inmunidad. Sueros y vacunas

7.1. Congénita y adquirida

7.2. Natural y artificial

7.3. Pasiva y activa

7.4. Sueros y vacunas

La inmunidad innata, congénita o natural es la que posee un organismo en el momento de su nacimiento y no depende de los agentes infecciosos con los haya tenido contacto. Por lo tanto es una inmunidad inespecífica y no discrimina los diversos antígenos. Ejemplo: Los humanos no padecemos el “moquillo” de los perros, ni ellos sufren la gripe humana.

La inmunidad adquirida o adaptativa es la que un organismo va madurando y ampliando a lo largo de su existencia; por lo tanto, depende de mecanismos de defensa específicos que provocan la presencia de una memoria inmunológica. Pude adquirirse de forma natural o artificial, por lo tanto podemos describir los siguientes tipos:


Inmunidad adquirida naturalmente de forma activa: se adquiere cuando se ha sufrido y superado cualquier infección. Por ejemplo la que se obtiene cuando se ha padecido el sarampión.

– Inmunidad adquirida naturalmente de forma pasiva: ocurre cuando una madre cede anticuerpos a un feto durante el embarazo ( superando la barrera placentaria)

– Inmunidad adquirida artificialmente de forma activa: La que se consigue gracias a la repuesta secundaria cuando se suministran vacunas. Por ejemplo la vacuna contra la polio o la hepatitis B

– Inmunidad adquirida artificialmente de forma pasiva: es la que se consigue cuando a un individuo afectado se le suministra anticuerpos contra un tipo determinado de bacterias. Por ejemplo el suero antitetánico que se le da a personas de las que se sospecha que pudiesen estar infectadas.

Es necesario recalcar que estos dos tipos de inmunidad (natural y adquirida) no actúan independientemente y descoordinadamente. Los macrófagos comienzan su actividad inespecífica como parte de la respuesta innata, viajan por el torrente linfático y llegan a los ganglios y otros órganos linfoides secundarios como células presentadoras de antígenos marcando el inicio de la respuesta específica.

Posteriormente los anticuerpos opsonizan los organismos infectantes para que puedan ser reconocidos por los fagocitos que desde este momento son capaces de distinguir las bacterias o virus extraños. Por lo tanto le mecanismo inicial de la inmunidad natural se ve potenciado unas 4000 veces gracias a la inmunidad adquirida

Las vacunas (inmunización activa), se fabrican con estructuras víricas como las cápsulas proteicas o incluso virus atemperados (pasados por rayos UV) que ya no tienen poder infectivo pero que pueden provocar en el organismo una respuesta primaria. Resulta obvio que si ese mismo organismo se pusiese en contacto con el virus completo por segunda vez, desarrollaría rápidamente una respuesta secundaria bloqueando la infección. Por lo tanto las vacunas suelen ponerse de una manera profiláctica; en Andalucía tenemos un plan o calendario de vacunaciones para que los escolares no queden infectados de las principales enfermedades virales:

Igualmente ocurre con el sistema de complemento que se inicia con la vía alternativa gracias a la inmunidad natural y potencia su acción al activarse mediante la vía clásica.

Existen distintos tipos de vacunas:


Vacunas atenuadas o atemperadas e inactivadas


: se obtienen de patógenos tratados para que pierdan su virulencia. Contienen microorganismos muertos pero que conservan su cualidad antigénica.

Vacuna de antígenos purificados


: Son fragmentos antigénicos seleccionados a partir de microorganismos o sus toxinas. Los toxoides usados para combatir la difteria o el tétanos pertenecen a este grupo.

Vacunas de antígenos sintéticos


: Fabricados en el laboratorio mediante la tecnología del ADN recombinante; se usan contra la hepatitis.

Vacunas de ADN


: Se usan plásmidos o episomas bacterianos que provocan una respuesta intensa cuando ese genoma genera una proteína mediante su ADNc.

La administración de sueros (inmunización pasiva) sintetizados en otros organismos, suelen darse a pacientes de los que se sospeche que han tenido contacto con bacterias conocidas como la que provoca el tétanos Clostridium tetani. Si a este individuo le damos directamente suero antitetánico tendrá más posibilidades de superar la infección. En este caso la administración de la vacuna no tiene mucho sentido puesto que si ya ha sido infectado su organismo necesitaría al menos 14 días para provocar una respuesta secundaria y esa espera podría acabar con su vida.

La sueroterapia consiste en la inyección directa de anticuerpos específicos o de linfocitos T contra las toxinas de algún microorganismo con el fin de tratar enfermedades infecciosas. No provoca memoria inmunológica y se emplea contra el tétanos, la difteria o contra venenos de víboras (Vipera latastei)

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