Reproducción Humana: Etapas, Desarrollo y Cambios

1. La Reproducción Humana

1.1 Reproducción Sexual

La reproducción humana es sexual. Se realiza a través de los gametos, que se forman en los aparatos reproductores masculino y femenino. Los gametos transmiten parte de la información genética de cada progenitor al descendiente, por lo que este es semejante a ellos.

Los Procesos de la Reproducción Sexual

La reproducción sexual requiere los siguientes procesos:

  • Formación de los gametos: Los gametos humanos son el óvulo (gameto femenino) y el espermatozoide (gameto masculino). Son células especializadas que contienen la mitad de la dotación cromosómica del resto de células humanas (veintitrés cromosomas).
  • La especie humana es unisexual; es decir, cada tipo de gameto es producido por un sexo distinto: los espermatozoides por individuos de sexo masculino y los óvulos por individuos de sexo femenino. Además, presenta diferencias anatómicas entre ambos sexos, lo que se conoce como dimorfismo sexual.
  • Fecundación: Es la unión de los gametos masculino y femenino. De esta unión se forma un cigoto o célula huevo. En nuestra especie, la fecundación es interna y tiene lugar en el interior de la mujer. Los espermatozoides son depositados en las vías genitales femeninas.
  • Desarrollo embrionario: Es el conjunto de procesos que tienen lugar entre la formación del cigoto y la del nuevo ser. La especie humana es vivípara; es decir, el desarrollo embrionario tiene lugar en el interior del útero de la mujer.
  • Nacimiento: Es el momento en el que el nuevo ser humano sale del cuerpo materno y comienza a realizar por sí mismo las funciones vitales.

1.2 La Madurez Sexual

Cuando un ser humano nace, su aparato reproductor está totalmente formado, pero no es funcional. En la adolescencia, durante la pubertad, gracias a la producción de las hormonas sexuales, se producen los cambios fisiológicos y psicológicos que dotan a las personas de capacidad sexual y reproductora.

Cambios que se Producen Durante la Adolescencia

  • Caracteres relacionados con el sexo masculino: Mayor desarrollo de la musculatura, el pene y los testículos. La voz se vuelve grave. Se dan las primeras eyaculaciones.
  • Caracteres relacionados con el sexo femenino: Se desarrollan los senos. Se ensanchan las caderas. Se dan las primeras menstruaciones.
  • Cambios relacionados con ambos sexos: Se adquiere mayor madurez psicológica. Se desarrollan la identidad y la personalidad propias. Aparece vello en el pubis, las axilas y otras partes del cuerpo.

2. Aparatos Reproductores

2.1 El Aparato Reproductor Masculino

El aparato reproductor masculino tiene la función de producir los espermatozoides y depositarlos en las vías genitales femeninas, para facilitar su encuentro con el óvulo. Está formado por los testículos, las vías genitales masculinas, el pene y varias glándulas.

  • Los testículos: Son las gónadas masculinas. Están situados fuera de la cavidad abdominal, en un repliegue de piel llamado escroto. Cada testículo está formado por multitud de finos conductos enrollados (tubos seminíferos), donde se forman los espermatozoides. Además, los testículos son glándulas endocrinas, que vierten a la sangre hormonas sexuales masculinas como la testosterona.
  • Las vías genitales masculinas: Son el epidídimo, los conductos deferentes y la uretra.
    • El epidídimo: Es un conducto enrollado, situado en la parte superior de cada testículo. En él desemboca la red de tubos del testículo y se almacenan los espermatozoides.
    • Los conductos deferentes: Conectan el epidídimo con la uretra.
    • La uretra: En ella desembocan los conductos deferentes. A través de la uretra salen al exterior el semen y la orina.
  • El pene: Es un órgano cilíndrico que termina en un ensanchamiento denominado glande. Está cubierto por una capa de piel, el prepucio. La función del pene es depositar los espermatozoides en el interior de las vías genitales femeninas.
  • Las glándulas: Son glándulas exocrinas que vierten sus secreciones a los conductos deferentes, donde se unen a los espermatozoides para formar el semen.
    • Las vesículas seminales: Segregan sustancias que nutren a los espermatozoides.
    • La próstata: Segrega sustancias que activan la movilidad de los espermatozoides.
    • Las glándulas de Cowper: Producen una secreción lubricante que neutraliza la acidez de la uretra y la vagina.

2.2 El Aparato Reproductor Femenino

El aparato reproductor femenino tiene la función de producir los óvulos, facilitar su encuentro con los espermatozoides y nutrir y albergar al embrión tras la fecundación. Está formado por los ovarios, las vías genitales femeninas y la vulva.

  • Los ovarios: Son las gónadas femeninas. Su forma y tamaño son similares a una almendra. Están situados en el interior de la cavidad pélvica y contienen multitud de óvulos inmaduros, formados durante la gestación de la mujer. Además, son glándulas endocrinas, que vierten a la sangre hormonas sexuales femeninas, como los estrógenos y la progesterona.
  • Las vías genitales femeninas: Son las trompas de Falopio, el útero y la vagina.
    • Las trompas de Falopio: Son dos conductos que conectan los ovarios con el útero. Presentan un ensanchamiento con prolongaciones para recoger el óvulo. Su interior está tapizado por un epitelio de células, cuyos cilios ayudarán a transportar el óvulo hacia el útero.
    • El útero o matriz: Es un órgano situado en el centro de la cavidad pélvica, cuya forma y tamaño son similares a los de una pera. Está constituido por una gruesa pared de tejido muscular, que delimita una cavidad interna tapizada por un epitelio denominado endometrio o mucosa uterina. En su interior se implanta y alimenta el embrión, tras la fecundación. La parte del útero que conecta con la vagina, más estrecha, se denomina cuello uterino o cérvix.
    • La vagina: Es un conducto de paredes flexibles que conecta el útero con el exterior.
  • La vulva: Está formada por dos pliegues de piel, llamados labios.

Los gametos son las células especializadas en la reproducción sexual. Los espermatozoides y los óvulos llevan la información genética de los progenitores, necesaria para la formación de la primera célula de un nuevo ser.

3. Gametos

3.1 Los Espermatozoides

Los espermatozoides o gametos masculinos son células pequeñas y móviles. Se forman en los testículos mediante un proceso denominado espermatogénesis.

Los espermatozoides constan de las siguientes partes:

  • La cabeza, donde se encuentra el núcleo.
  • La zona intermedia, donde abundan las mitocondrias que aportan la energía necesaria para su gran movilidad.
  • La cola, formada por un largo flagelo que le permite moverse.

La Espermatogénesis

Los espermatozoides se forman en los testículos, dentro de los largos y finos tubos seminíferos. En sus paredes se encuentran unas células germinales, que se multiplican continuamente desde la pubertad. Estas células se dividen y sufren un proceso de diferenciación celular que les dará la forma y la funcionalidad del espermatozoide.

3.2 Los Óvulos

Los óvulos o gametos femeninos son células grandes e inmóviles que contienen sustancias nutritivas para alimentar al embrión. Se forman en los ovarios mediante un proceso denominado ovogénesis.

Los óvulos constan de las siguientes partes:

  • El núcleo, que contiene los cromosomas.
  • El citoplasma, que contiene el vitelo, un conjunto de sustancias nutritivas que sirven de reserva para nutrir al embrión en las primeras etapas del desarrollo embrionario.
  • La membrana, rodeada de la zona pelúcida y la corona radiata, que son cubiertas que lo protegen.

La Ovogénesis

Los óvulos se forman en los ovarios. Durante la gestación (cuando la mujer es todavía un embrión), se forman un elevado número de óvulos inmaduros protegidos dentro de unas estructuras llamadas folículos. En la pubertad, comienza la maduración cíclica de los óvulos. Cuando el óvulo madura, aumenta su tamaño, se rompe el folículo y se libera el óvulo; este proceso se conoce como ovulación. Las ovulaciones se prolongan hasta la menopausia, momento en el que cesa la capacidad reproductora de la mujer.

4. Ciclos Reproductivos

Los ovarios y el útero sufren cambios cíclicos, estrechamente relacionados y controlados por hormonas. Estos cambios están destinados a producir óvulos y preparar el útero para un posible embarazo.

4.1 El Ciclo Ovárico

El ciclo ovárico se repite aproximadamente cada veintiocho días y tiene lugar en tres fases: fase de crecimiento folicular, ovulación y fase de formación del cuerpo lúteo.

  • Fase de crecimiento folicular (días 1 al 14): La hipófisis, una glándula endocrina situada en la base del cráneo, segrega la hormona FSH, que estimula la maduración en el ovario de algunos folículos. Durante esta fase, se producen estrógenos, hormonas liberadas por los propios folículos.
  • Ovulación (alrededor del día 14): Uno de los folículos completa la maduración, se rompe y libera un óvulo. Este proceso está regulado por un aumento de los niveles de las hormonas FSH y LH. Estas hormonas las segrega la hipófisis como respuesta a los estrógenos producidos en la fase de crecimiento folicular.
  • Fase de formación del cuerpo lúteo (días 14 al 28): Los restos del folículo constituyen el cuerpo lúteo, una estructura que produce estrógenos y progesterona, hormonas que preparan al útero para un posible embarazo. Si el óvulo no es fecundado, el cuerpo lúteo degenera, disminuyen los niveles de hormonas y se reinicia el ciclo.

4.2 El Ciclo Uterino

Este ciclo se produce simultáneamente al ciclo ovárico, en tres etapas: la menstruación, el crecimiento del endometrio o fase proliferativa y la fase secretora.

  • Menstruación (días 1 al 5): La parte superficial del endometrio, que está muy gruesa y vascularizada, se destruye y se expulsa al exterior a través de la vagina junto con la sangre que hay en sus capilares, produciéndose una hemorragia. Esta etapa está relacionada con la degeneración del cuerpo lúteo y la disminución de los niveles de hormonas.
  • Crecimiento del endometrio o fase proliferativa (días 6 al 14): Una vez terminada la menstruación y hasta dos días después de la ovulación, el endometrio que se había perdido en la etapa anterior se regenera y vasculariza.
  • Fase secretora (días 15 al 28): Después de la ovulación, si hay fecundación, el cuerpo lúteo mantiene la pared interna del útero para que pueda producirse el desarrollo del embrión. Si no se produce la fecundación, el cuerpo lúteo degenera, bajan los niveles hormonales y se produce una nueva menstruación que reinicia el ciclo.

5. Fecundación, Desarrollo y Parto

5.1 La Fecundación y el Desarrollo Embrionario

La fecundación es la unión de un espermatozoide y de un óvulo para formar una nueva célula: el cigoto. El proceso tiene lugar en las trompas de Falopio. El desarrollo embrionario es el proceso que acontece entre la fecundación y el parto; en los seres humanos dura en torno a cuarenta semanas.

De la Fecundación a la Formación de la Placenta y el Amnios

  • Tras la fecundación, el cigoto, que sigue su camino hacia el útero, sufre las primeras divisiones celulares que darán lugar al embrión.
  • Cuando el embrión llega al útero, se fija al endometrio. A este proceso se le conoce como implantación.
  • Para proteger al embrión una vez se ha implantado, se forman la placenta y el amnios. La placenta es un órgano que conecta el embrión con la madre a través del cordón umbilical. Su función es permitir el intercambio de sustancias como nutrientes, oxígeno y desechos. El amnios es una bolsa llena de líquido amniótico en la que el embrión se encuentra inmerso y protegido.

El Desarrollo Continúa

  • El primer trimestre: Las divisiones celulares continúan y se desarrollan la mayoría de los órganos del embrión. Alrededor de la semana siete se forma la cabeza, pasa a llamarse feto y mide en torno a 11 mm.
  • El segundo trimestre: Comienza a osificarse el esqueleto y madura el sistema nervioso. El feto comienza a moverse y a tener ciertos reflejos. Alrededor de la semana 18 comienza a oír y en la 26 los pulmones comienzan a madurar.
  • El tercer trimestre: El feto aumenta de tamaño y maduran todos los órganos. Comienza a crecer el cabello y los movimientos se hacen más frecuentes e intensos. A partir de la semana 37, los huesos están totalmente desarrollados, pero aún son flexibles y blandos, y los pulmones son completamente funcionales. En el momento del parto, el bebé mide entre 45 y 50 cm y pesa algo más de tres kilogramos.

5.2 El Parto

Tras las cuarenta semanas de gestación, la hipófisis de la madre libera la hormona oxitocina, que provoca contracciones en el útero, con lo que comienza el parto. La oxitocina estimula también la secreción de leche, de la que se alimentará el bebé durante los primeros meses de vida. El parto comprende tres fases: la dilatación, la expulsión y el alumbramiento.

Fase de Dilatación

Debido a las contracciones uterinas, cada vez más regulares y frecuentes, el cuello del útero se dilata, hasta alcanzar un diámetro de unos diez centímetros. Durante esta fase, la bolsa amniótica se rompe y se produce la liberación del líquido amniótico a través de la vagina.

Fase de Expulsión

Las contracciones son más intensas y frecuentes y empujan al feto hacia el cuello uterino. La madre ayuda a la expulsión contrayendo los músculos abdominales. Una vez en el exterior, el personal sanitario ata y corta el cordón umbilical del bebé, contribuyendo a la activación de su aparato respiratorio.

Fase del Alumbramiento

Nuevas contracciones hacen que se desprenda la placenta y se expulse fuera del cuerpo, junto con los restos de la bolsa amniótica y el cordón umbilical.

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