Sistema Excretor Humano
Principales Órganos Excretores
Piel
La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y funciona como una barrera de protección contra la desecación y los agentes externos. Constituye la defensa frente a las radiaciones nocivas, participa en el control de la temperatura corporal y en la eliminación de desechos. En la piel se encuentran distribuidas las glándulas sudoríparas, responsables de producir el sudor, mediante el cual se eliminan sustancias nocivas.
Pulmones
En los pulmones se elimina la mayor parte del dióxido de carbono y agua, productos de la respiración celular. Los órganos que los comunican al exterior son la nariz y la boca.
Riñones
Los riñones son los principales órganos excretores en el ser humano y participan en el mantenimiento de la homeostasis, regulando el volumen de agua y de sales. Se encargan de eliminar la mayor parte de los desechos nitrogenados.
Sistema Urinario
Cuando la sangre pasa por los riñones, algunas sustancias presentes en la sangre se eliminan y otras no. Los componentes principales de este sistema son los riñones y las vías urinarias.
Riñones
Los riñones son dos órganos ubicados en la región lumbar, a ambos lados de la columna vertebral. Tienen forma de poroto, son de color rojo oscuro y su tamaño es el de un puño cerrado. Sobre ellos se encuentran las glándulas suprarrenales, que segregan hormonas.
En su interior se encuentran los nefrones, que son las unidades estructurales y funcionales a través de las cuales se filtra la sangre. Cada uno de los riñones tiene una cápsula renal que recubre el riñón y está formada por una membrana externa delgada y muy resistente; debajo de la cápsula está la corteza, de textura lisa y color rojizo, que es la porción más externa y gruesa del riñón. En ella se encuentran los corpúsculos renales, componentes de los nefrones donde ocurre la filtración de la sangre. También está la médula, el tejido interno del riñón, de aspecto fibroso y de color marrón rojizo. Allí se encuentran las pirámides renales, unas estructuras cónicas que están formadas por los túbulos renales. Sigue la pelvis renal, la cavidad interna del riñón que se comunica con el hilio y con las columnas de Bertin, que son proyecciones alargadas que conectan directamente el hilio con los uréteres. Allí se encuentran los cálices renales, estructuras con forma de copa que recogen la orina producida en las pirámides de la médula y la conducen hacia los uréteres.
Uréteres
Los uréteres son dos conductos que comunican la pelvis renal de cada uno de los riñones con la vejiga.
Vejiga
La vejiga es un órgano hueco, muscular y elástico, cuyas paredes se distienden para acomodarse a la cantidad de líquido. Recibe orina desde los riñones, a través de los uréteres, y la almacena hasta su eliminación por la uretra.
Uretra
La uretra es el conducto membranoso que transporta la orina desde la vejiga hacia el exterior. El orificio externo de la uretra está formado por un esfínter que controla la salida de la orina a través de un orificio llamado meato urinario. Esta función de la uretra es común en ambos sexos; sin embargo, en el hombre, este conducto también forma parte del sistema reproductor, ya que a través de él es expulsado el semen.
Función Renal
La función principal de los nefrones es filtrar la sangre para regular el agua y las sustancias solubles en ella, reabsorbiendo lo que es necesario y excretando el resto. El nefrón es una estructura con funciones diferentes en cada tramo, en los que se distinguen dos partes principales: corpúsculo renal y túbulo renal. El corpúsculo renal filtra la sangre que llega al riñón y está constituido por la cápsula de Bowman, una estructura en forma de copa que envuelve el glomérulo renal, formado por un ovillo de capilares sanguíneos. Luego, una serie de conductos constituyen el túbulo renal y se dividen en tres segmentos. El más cercano a la cápsula de Bowman es el túbulo contorneado proximal (TCP). Desde allí continúa el asa de Henle, cuya rama descendente se interna en la médula. Su rama ascendente se conecta con el túbulo contorneado distal (TCD). El último tramo corresponde al túbulo colector, que recibe el resultado de la filtración.
Formación de la Orina
El proceso de formación de la orina consta básicamente de tres pasos:
Filtración Glomerular
La sangre ingresa en el corpúsculo renal por la arteriola aferente y llega a los capilares del glomérulo con una elevada presión. Debido a esto, ciertas sustancias se filtran desde el vaso sanguíneo hasta la cápsula de Bowman. El líquido filtrado contiene aminoácidos, glucosa, agua y sales minerales, pero carece de proteínas, glóbulos rojos, blancos y plaquetas, que permanecen en la sangre.
Reabsorción Tubular
En los túbulos se reabsorben muchas sustancias que han sido filtradas por el glomérulo y que vuelven a la sangre (que tienen en común la glucosa, las proteínas y los glóbulos rojos en relación con el sistema urinario). La mayor parte de la glucosa, los aminoácidos, el bicarbonato, el sodio y el agua son reabsorbidos por el TCP, al igual que parte de la urea, el ácido úrico, el calcio, el fosfato, el cloruro, el potasio y el magnesio. En la rama descendente del asa de Henle se reabsorbe el agua y así se concentra la orina. La rama ascendente, por su parte, es impermeable al agua pero reabsorbe sodio y cloruro, diluyendo la orina. En el TCD se reabsorbe una pequeña fracción de sodio, cloruro, potasio y agua. Finalmente, en el tubo colector se reabsorbe el sodio, el cloruro, el potasio, el hidrógeno y el amonio. La urea no es reabsorbida en el TCD ni en el túbulo colector debido a su baja permeabilidad.
Secreción Tubular
Durante la formación de la orina también ocurre un proceso de secreción tubular mediante el cual ingresan sustancias de desecho desde los capilares. Sustancias como la urea, el amonio y los antibióticos son eliminadas por la orina a través de procesos de secreción. De este modo se regula el pH sanguíneo y se eliminan sustancias tóxicas y en exceso que perjudican el organismo. Finalmente, la orina se concentra, según las necesidades del organismo, para mantener la homeostasis, conservar el volumen sanguíneo, la temperatura corporal y el balance hidrosalino.
Control de la Función Renal
Existe un control nervioso de la excreción, a nivel del hipotálamo (donde se encuentran los centros de la sed), y un control hormonal que involucra hormonas como la vasopresina, la renina y la aldosterona.
La vasopresina u hormona antidiurética (ADH) se almacena y es liberada a la circulación sanguínea cuando se activan receptores químicos ante el aumento en la concentración de sustancias del plasma sanguíneo. Entonces, la ADH favorece la reabsorción del agua en el nefrón, produce una orina más concentrada y, en menor cantidad, y disminuye la concentración de sustancias en sangre. También interviene ante la diuresis, es decir, cuando se elimina el exceso de agua en la orina.
La renina es segregada por células específicas del riñón cuando se produce una disminución de la presión arterial en los vasos sanguíneos renales. Produce la vasoconstricción de las arteriolas renales, lo que eleva la presión arterial e incrementa la filtración y excreción renales.
La aldosterona es secretada por la corteza de las glándulas suprarrenales ante una disminución de la presión arterial. Su función es aumentar la reabsorción renal del sodio y de agua y, de ese modo, aumenta la cantidad de plasma sanguíneo y se eleva la presión arterial.