1. Primeras explicaciones del origen del ser humano
Los primeros modelos explicativos del origen de las especies, y en particular del ser humano, fueron el creacionismo y el fijismo:
1.1. El creacionismo
Los creacionistas sostienen la intervención divina como forma de justificar la existencia del mundo y de las distintas especies animales. Dios crea el mundo y los seres vivos, y sitúa a los seres humanos en un plano distinto y superior al resto de seres vivos (Biblia, Corán).
1.2. El fijismo
De acuerdo con esta interpretación, las especies surgen a partir de un acto de creación en un momento determinado, con una forma idéntica a como se conocen en la actualidad. Según el fijismo, no cabe la posibilidad de la aparición o desaparición de especies ni de ninguna modificación de sus características. El fijismo aparece unido al creacionismo, aunque no se identifica con él. Aristóteles fue fijista e influyó poderosamente en su principal representante, Linneo. Este realizó una clasificación de todos los seres vivos conocidos partiendo de la idea de su inmutabilidad. Además, su obra contribuyó a la consolidación de la idea de evolución, porque su clasificación ponía de manifiesto relaciones de mayor o menor semejanza entre organismos, de acuerdo con su mayor o menor proximidad en su sistema clasificatorio.
2. El origen del ser humano y la teoría de la evolución
La idea no surgió repentinamente, pero hasta el siglo XIX no triunfó el evolucionismo como modelo explicativo del origen de las especies.
2.1. Los orígenes del evolucionismo
Durante los siglos XVII y XVIII se fue consolidando la idea de que la historia es un proceso dinámico y progresivo. El siglo XIX comenzó con la necesidad de explicar el dinamismo de la naturaleza, un dinamismo que cada vez se hacía más evidente gracias al aumento del registro fósil. La aparente extinción de unos organismos y la aparición de otros nuevos reclamaban una justificación nueva:
2.1.1. Teoría catastrofista
El paleontólogo Cuvier, dentro de un marco creacionista, desarrolló una teoría catastrofista, según la cual las desapariciones de organismos vivos se debían a bruscos cambios geológicos, y después de cada uno de los cuales se había producido una nueva creación de especies más complejas que las que existían anteriormente.
2.1.2. Lamarck y el evolucionismo
Lamarck inaugura el evolucionismo. Los organismos interaccionan entre sí y con su medio ambiente, adaptándose a este para continuar viviendo. Para ello, experimentan cambios en su comportamiento y en su constitución (la función crea el órgano). Las alteraciones físicas desarrolladas a lo largo de la vida de un individuo son heredadas por su descendencia. Estos cambios crean nuevas formas de vida.
2.2. La lucha por la supervivencia y la selección natural
Darwin formula la idea de evolución, de formación de unas especies a partir de otras, junto con la noción de selección natural como motor del cambio evolutivo. Para Darwin, el cambio continuo es inherente a la naturaleza. A partir de la influencia del medio, las especies se modifican constantemente. Esto produce una evolución gradual, sin saltos discontinuos (catastrofismo). Organismos semejantes provienen de un antepasado común. Por ello, se llegaría a un origen único de la vida. Darwin parte de la idea de la variabilidad entre individuos de una misma especie y de la necesidad que estos tienen de adaptarse al medio para sobrevivir. De entre todas las características distintas de los individuos de un grupo, habrá algunas que en un momento determinado serán más favorables para permitir la supervivencia del individuo. Los peores adaptados no sobrevivirán o se reproducirán poco. La presión del medio es selectiva y va promocionando unos rasgos frente a otros; de ahí el cambio de los organismos o especies. (La selección natural es la fuerza del medio actuando sobre los individuos lentamente, facilitando la supervivencia de los más aptos en la lucha por la vida). Frente a Lamarck, para quien las variaciones eran producto de las condiciones de la vida, Darwin propone que estas se producen por azar, antes de que actúe sobre ellas la selección natural.
2.3. La teoría sintética de la evolución
Mendel fue el realizador de las investigaciones que llevarían al descubrimiento de las leyes genéticas que rigen los procesos de herencia. Para explicar la teoría de Darwin era necesario explicar de dónde procedían las variaciones de los individuos y cómo se producían los procesos de especiación (aparición de nuevas especies). En 1937, Dobzhansky y otros paleontólogos, genetistas y biólogos comenzaron a desarrollar el neodarwinismo, según el cual todos los fenómenos evolutivos se explican mediante la aparición de pequeños cambios genéticos aleatorios (mutaciones), sobre los que actúa la selección natural. Así, la evolución es un proceso de dos momentos: 1) la variación hereditaria y 2) la selección natural. Sin variación hereditaria no habría evolución. El origen de la variación hereditaria incluye, a su vez, dos mecanismos: 1) el proceso de mutación, por el cual una variante genética puede aparecer a partir de otra; 2) el proceso sexual, que recombina las variaciones genéticas en las células sexuales y da lugar a una infinidad de combinaciones distintas.
En términos generales, la herencia es un proceso conservador. Sin embargo, ocasionalmente comete errores (mutaciones) que dan lugar a la variación necesaria para que tenga lugar la selección natural. Ahora bien, como las mutaciones son pequeños cambios en las frecuencias, si la evolución dependiera solo de ellas, el cambio sería muy lento (una mutación aparece cada 100.000 individuos o más). Hay otros dos factores que introducen variabilidad en la constitución genética de una población: las migraciones y la deriva genética.
- Los animales emigran de una zona a otra. Las plantas no se mueven, pero el polen y las semillas son transportadas por el viento y los animales. La migración, en sentido genético, se denomina flujo genético, porque amplía la mezcla de genes de poblaciones diferentes.
- La proporción de genes de una población puede cambiar por razones simplemente aleatorias, lo que se denomina deriva genética.
Mutaciones, migraciones y deriva genética son aleatorias: ocurren independientemente de las consecuencias que esos cambios suponen para la adaptación de los organismos al medio. Son los mecanismos encargados de producir características distintas en una población. Una vez introducida la variabilidad entre individuos, la selección natural los modela. En tanto que influye en la eficiencia reproductora de los organismos, favorece a unos y perjudica a otros, la selección natural da cuenta de la preservación de las especies y de su diversidad.